Ahora que también es bueno para las neuronas, las propiedades del vino tinto no dejan de sorprendernos. Que su consumo moderado puede proporcionar diversos beneficios a nuestra salud ya se sabía, pero lo cierto es que su naturaleza nos sigue desvelando cualidades ocultas, como lo demuestra una investigación publicada recientemente por "The Journals of Gerontology. Series A: Biological Sciences and Medical Sciences".
El resveratrol es una sustancia presente en el vino y que puede ayudar proteger nuestras neuronas
Se trata de un estudio llevado a cabo en ratones de avanzada edad, gracias al cual se ha descubierto que una dosis controlada de vino tinto puede favorecer a nuestro cerebro, protegiendo las conexiones existentes entre nuestras neuronas, las cuales se ven afectadas con el paso del tiempo y cumplen funciones tan importantes como, por ejemplo, el control del movimiento voluntario.
Esto se debe a una sustancia presente en el vino tinto conocido como resveratrol, también existente en diversas frutas del bosque como las frambuesas, los arándanos o las moras.
Otros beneficios
Y es que para aquellos que todavía no están convencidos de las bondades del vino tinto cabe recordar que, siempre en cantidades moderadas, esta bebida puede tener también efectos positivos en el ámbito cardiovascular.
Esto se debe al alcohol etílico, también conocido como etanol, que contiene esta bebida; así como a los polifenoles, otros agentes no alcohólicos. Ambos tienen una influencia positiva sobre las moléculas inflamatorias causantes de ciertas enfermedades, como puede ser la arterioesclerosis. Sus efectos son sobre todo acusados cuando se trata de las primeras fases de la enfermedad.
Entre estos ‘mágicos’ componentes, el vino tinto presenta también una sustancia con la capacidad de activar un gen que impide la formación de células de grasa. Además, estimula estas mismas células, ya existentes, contribuyendo a su reducción y eliminación.
Y por si todas estas bondades fueran pocas, el vino tinto es bueno también para paliar algunos problemas bucales tan comunes como las caries o el sangrado de las encías. Esto se debe a que ciertos componentes de las uvas, al ser fermentados para la producción del vino, evitan la aparición de estreptococos y bacterias responsables en muchas ocasiones de las apariciones de estos problemas.