Casi todo régimen cuenta con un ‘día trampa’ en la dieta, en el que uno se permite ciertos excesos y disfruta de un manjar que no está permitido dentro de la dieta y con el que lleva toda la semana soñando. Las dietas alimentarias, sobre todo las que están dirigidas a la pérdida de peso, cuentan caloría por caloría lo que ingiere el cuerpo y las combinaciones de alimentos posibles, lo que muchas veces hace del comer una rutina poco placentera.
El ‘día trampa’ de la dieta ayuda a nuestra motivación y metabolismo
Aunque pensemos que estamos haciendo trampa saltándonos la dieta, incluso cuando nuestro dietista nos lo permite, nos sentimos culpables. Pero eso no tiene por qué ser así, ya que está comprobado que el ‘día trampa’ de la dieta es necesario para poder sobrellevarla.
Ese ‘día trampa’ de la dieta, además de todo un disfrute para los sentidos, lleva consigo un gran impulso psicológico. Y es que este día supone un estímulo para seguir con el esfuerzo necesario que precisa cumplir una estricta dieta. Estos beneficios emocionales hacen el resto de las comidas de la semana más llevaderas.
Según un estudio publicado en la revista de la Asociación Americana de Médicos, JAMA, este salto en la dieta supone una carga extra al metabolismo para que siga funcionando a buen ritmo. Es por ello que en realidad ayuda a la pérdida de peso, y a que la dieta funcione, más de lo que la perjudica.
Sí al ‘día trampa’, pero sin pasarse
Una cosa es que nuestro cuerpo agradezca un día a la semana algo que incentive seguir con el esfuerzo y motivación que requiere una dieta y otra cosa que el ‘día trampa’ de la dieta se nos vaya de las manos. Aunque se pueda saltar la dieta, no se debe caer en el error de pegarse un atracón de dulces o comida basura.
La clave está en pararse a pensar lo que realmente nos pide el cuerpo, de forma que eso suponga un efecto de saciedad también en nuestro ánimo. Puede ser un plato con un mayor número de calorías de las que ingeriríamos el resto de días, pero sin sobrepasarse.