Como todo arte, el emplatado es subjetivo, aunque existen algunos trucos que ayudan a conseguir un emplatado bonito y elegante. En todo momento se tiene que tener claro que debe existir una armonía en el plato. Todos los elementos deben tener un sentido lógico tanto estético como gustativo. Está muy de moda, por ejemplo, decorar el plato con aceite balsámico o algún tipo de crujiente, algo que es considerado por los entendidos como un recurso fácil del que no se debe abusar.
La armonía entre los ingredientes es unos de los trucos para conseguir un emplatado perfecto
Una vez se tengan decididos los ingredientes el primer paso es pensar en la estética del plato. Un emplatado no comienza en el momento de pasar la comida al plato. Arranca en el momento que empezamos a manipular los alimentos que lo van a componer. Antes de cocinarlos conviene tener en cuenta técnica y el corte a utilizar, ya que la forma y textura de los elementos condicionarán mucho el resultado final. Troceado en gajo, en tiras, en dados, picado, rallado… son algunas de las opciones más comunes a la hora de cortar los alimentos; y sin duda cobran una gran importancia en su composición.
Es importante buscar formas curvas. Aunque parezca extraño, las formas curvas resultan más atractivas para el comensal que las formas rectas y cuadradas. Esto se debe a que la comida es algo orgánico, y las formas curvas recuerdan más al fruto en sus inicios, tal y como es recogido de la tierra.
Las formas rectas tienden a alejar al comensal del plato, ya que de forma inconsciente se tiende a relacionar esta estética con alimentos excesivamente manipulados y poco naturales.
Claves para emplatar
Un error muy común es posicionar los alimentos de forma simétrica. Para conseguir un emplatado bonito y equilibrado, un truco muy útil es pensar el plato como si fuera un reloj, ubicando los elementos que lo componen a las 3 a las 6 y a las 9.
Si se quiere conseguir un resultado más logrado, se le puede dar un poco de altura. Un plato que se suele ver mucho con relieve es el de chuletillas de cordero, que a menudo son servidas con los huesos bien limpios hacia arriba. De todas formas, si se opta por dotar de altura al plato hay que tener cuidado de que no resulte excesivamente alto, ya que correría el riesgo de desparramarse al meter el tenedor.
Y por último, es conveniente recordar siempre que menos es más. El plato necesita respirar, además de facilitar al comensal la manipulación de los alimentos sin riesgo de que se salgan del plato. Como toque final, pasar un paño por el borde otorgará al plato un acabado profesional.