¿Has pensado en elaborar una tapenade  de aceitunas como entrante para tu próxima comida o cena con invitados? ¿Sabes dónde nació esta pasta de aceitunas que sirve como perfecto aperitivo, pero también como guarnición? La tapenade es, sin duda, uno de los mejores representantes de la cocina mediterránea.

La tapenade es una pasta de aceitunas que tiene su origen en la Provenza francesa

La tapenade es una pasta que tiene como ingrediente principal las aceitunas, sean éstas verdes o negras. Además, las alcaparras, las anchoas y el aceite son, junto con las aceitunas, los otros ingredientes imprescindibles en su receta. Además, existen versiones de esta pasta que pueden llevar también ajo, atún, vinagre balsámico, zumo de limón, algún licor o incluso hierbas aromáticas.

Su origen es indudable: está en la Provenza francesa y, de hecho, su nombre viene de la palabra provenzal ‘tapena’, que en castellano significa alcaparra. Es precisamente en esa zona del Sur de Francia, donde la cocina tiene un gran reconocimiento, donde esta pasta se sirve siempre a modo de aperitivo. Suele ser acompañada de unas tostadas sobre las que untar la tapenade.

Si el lugar donde nació está claro, la fecha en la que lo hizo no está tan bien definida. La primera referencia documentada que existe de la tapenade es de 1899 en el libro ‘La Cuisinière Provençale’, del cocinero galo Jean-Baptiste Reboul, quien señala a Meyner, chef del restaurante ‘La Maison Dorée’ de Marsella, como su inventor en 1880.  No obstante, todo parece señalar que esta pasta de aceituna se elaboraba desde muchos años antes.

Aunque tradicionalmente la tapenade se ha elaborado con aceitunas negras, también se pueden utilizar las verdes para su preparación. En cuanto a las hierbas aromáticas que suelen utilizarse, el tomillo parece indispensable en su receta.

Una receta sencilla

Elaborar una tapenade no es complicado, pero habrá un factor que marcará la diferencia: es importante que las aceitunas y las anchoas sean de calidad, ya que por su fuerte sabor podrían arruinar el resultado de la receta.

Basta con machacar con un mortero los ingredientes que vayamos a utilizar mientras añadimos poco a poco el aceite de oliva. Como pretendemos que nos quede una pasta y no una salsa, no es recomendable utilizar batidoras ni robots de cocina, sino hacerlo con el mortero.

La preparación resultantes debe pasar unas horas por el frigorífico antes de ser degustada, con el objetivo de que se asiente.