‘Smooth’ en inglés significa suave y es esa característica de su textura la principal diferencia entre estos licuados y los más tradicionales batidos de frutas. Su consistencia es siempre más cremosa y la razón de ello está en que siempre se le añade un ingrediente lácteo, como puede ser el yogur (en la mayoría de los casos éste es natural), la leche desnatada o helados de sabores como la nata o la vainilla.

A unas frutas le van mejor la leche; otras combinan mejor con helado o yogur

El resultado con el smoothie es siempre atractivo y refrescante y es una forma de que los más pequeños tomen fruta. Por ello, los smoothies, dependiendo en gran medida del lácteo que se les añaden, son ligeros en lo que a calorías se refiere, pero también son siempre una tremenda fuente de vitaminas y sales minerales. No obstante, hay que señalar también que la fruta en batido o zumo siempre pierde propiedades.

La forma de elaborar los smoothies es tan sencilla como poner en una batidora o licuadora la fruta que queremos tomar con el lácteo y, en ocasiones, algo de hielo picado. Hay tantos smoothies como los que nuestra imaginación pueda inventar. Sin embargo, conviene tener en cuenta que en el caso de hacerlos con frutas especialmente ácidas, como es el caso de los cítricos o sus zumos, es mejor apostar por el yogur que por la leche. Por un lado, así evitaremos que se nos corte y, por otro, daremos una consistencia más cremosa a un smoothie rico en zumo.

En el otro lado de la balanza estarían esas frutas que prácticamente carecen de zumo, como es el caso de las peras, manzanas o plátanos. En estos casos, es mejor añadirle un lácteo más líquido, como es el caso de la leche, ya que no se notará en la cremosidad del smoothie. Si preferimos que ésta sea de soja, por ejemplo, no hay problema alguno.

Smoothie recién hecho

Siempre es aconsejable tomar el smoothie recién hecho, no sólo por sus propiedades, sino también por su aspecto: algunas frutas se oxidan con el paso de las horas e incluso los minutos. Unas gotas de limón frenarán el ritmo de este proceso, pero siempre es mejor tomarlos en el momento y, si puede ser, en una copa o un vaso que haya estado algunos minutos en el frigorífico o congelador: la frescura será máxima.