Salsa harissa

La salsa harissa ha traspasado fronteras y marida muy bien con muchos platos [Foto: diariovasco.com]

Cocinas del mundo

La salsa harissa, directamente desde Túnez

La salsa harissa es uno de los condimentos más comunes de la cocina tunecina. Tiene su origen en el siglo XVI, momento en el que los pimientos llegaron a ese país

diariovasco.com | 16/10/2017 |

La salsa harissa es uno de los condimentos más comunes de la cocina magrebí, especialmente la tunecina, que destaca por ser picante y usarse como complemento de los platos cárnicos típicos de la región como el cuscús. También puede usarse con pescados.

La salsa harissa ha traspasado fronteras por maridar muy bien con todo tipo de platos

Pimientos rojos, pimientos picantes, ajos, comino, cilantro y aceite de oliva. Esta lista de productos dan forma, una vez triturados, a la salsa harissa, una de las más comunes de la cocina tunecina y que se ha expandido a todo el planeta.

Pero, ¿cómo ha llegado esta salsa a convertirse en una de las principales exportaciones alimenticias del país africano? Según relatan los libros de historia, fue durante la colonización por parte de España, a mediados del siglo XVI, cuando se importaron los pimientos rojos a Túnez.

A partir de ahí, se creó una receta, que varía ligeramente según las regiones, que ha servido para complementar platos de carne autóctonos como el cuscús, pescados o simplemente para untar en el pan, y cuya fama ha traspasado fronteras.

La mejor manera de conseguir una buena salsa de harissa consiste en triturar los ingredientes que hemos mencionado, bañarlos con aceite de oliva y dejar reposar la mezcla alrededor de 12 horas para que gane en consistencia y se potencien los sabores.

La salsa harissa se puede adquirir en las grandes superficies aunque la sencillez de su receta abre las puertas a que los más habilidosos intenten por su cuenta elaborarla en sus cocinas. Esta iniciativa propia permite calibrar el grado de picante que se le quiere aplicar a la salsa.

Salsa harissa en infinidad de platos

Lo cierto es que la salsa harissa da un toque muy personal y picante a las elaboraciones, aunque no conviene excederse en su uso. Su apariencia y su sabor entrelazan bien con una gran variedad de platos.

Por ejemplo, un canapé como una tostada con harissa y algo de yogur hará las delicias de los comensales, por no hablar de que las hortailzas casan muy bien con ese ligero toque divertido. Basta con cocinar algunas verduras al vapor, añadirles un sofrito con aceite y cebolla y darle el último toque con la incorporación de la salsa harissa.

No solo eso, sino que admite su mezcla con algunos pescados cocinados a la parrilla. El salmón, sin ir más lejos. Prueba a añadir una cucharada de harissa y miel por encima del pescado y prepárate para lamerte los dedos.