Afilar un cuchillo es una tarea que nos puede evocar a tiempos pasados, cuando se escuchaban desde casa los gritos que anunciaban la llegaba del afilador. Pero este hombre, que acudía casa por casa para afilar nuestros cuchillos ha quedado en muchos hogares relegado al olvido, ya que en la actualidad contamos con varios utensilios que nos pueden ayudar a afilar nuestros cuchillos con nuestras propias manos.
Para afilar un cuchillo basta con tener un poco de cuidado. De hecho, aunque no contemos con ninguno de los diferentes accesorios inventados con este fin, podemos hacerlo.
Una taza de cerámica nos puede servir para afilar un cuchillo
¿Quién no tiene en casa una taza de cerámica? Es lo único necesario para afilar un cuchillo. Aunque pueda sonar disparatado, volver a poner a punto nuestra cubertería es muy sencillo. Basta con dar la vuelta a la taza, que tiene que ser de cerámica, apoyándola de forma que su ‘culo’ quede apuntando al techo, y pasar el cuchillo por el borde de la misma, realizando movimientos repetitivos con la hoja desde su punta hasta su extremo, formando un ángulo de 20º entre la hoja del cuchillo y su superficie superior.
Se debe repetir este gesto apoyando el cuchillo también sobre la otra cara de su hoja. Y realizarlo tantas veces sea necesario hasta obtener un filo perfecto.
Otras formas de afilar un cuchillo en casa
La de la taza es una buena solución si no contamos con un utensilio específico, pero si se tiene opción de adquirir uno es mejor recurrir a esta opción, ya que sin duda será más segura y eficaz.
La chaira, por ejemplo, es una pequeña barra de metal con mango, muy fácil y cómoda de manejar. Está pensada para asir el cuchillo con una mano y su mano con la otra, y frotar el filo del cuchillo contra la barra, creando un ángulo de unos 20 grados, como en el caso de la taza.
El ángulo no debe ser exacto, simplemente aproximado. Aunque si hay algo que sí es de vital importancia es colocar los dedos dentro del mango de la chaira y lejos del filo del cuchillo que queramos afilar.
Otra opción, si no queremos utilizar la chaira, es la piedra de afilar o piedra de diamante, aunque este utensilio resulta algo más complicado, ya que hay que lubricar la piedra y su manipulación es más peligrosa dado su tamaño.