El aceite de palma, lejos de ser un aceite con posibles efectos positivos para nuestro organismo, es uno de los mayores enemigos para nuestro cuerpo, lo que parece no importar en exceso a un gran número de empresas de la industria alimentaria.
El 50% de las grasas del aceite de palma son saturadas, de ahí sus posibles efectos negativos
El aceite de palma y algunos derivados de la misma son extraídos del fruto de la palma africana, también conocida como ‘aceitera’. Este aceite es muy utilizado en la elaboración de cremas, pasta de dientes, jabón e incluso biodiesel, aunque lo que alarma de este aceite es su uso en el sector de la alimentación.
Entonces, ¿por qué se utiliza? A pesar de ser poco o nada recomendable para su ingesta, la cuestión es que se trata de un aceite muy económico y con grandes posibilidades en la alimentación, dada su versatilidad y cualidades.
El aceite de palma es un gran aliado para la comida preparada gracias a su punto de fusión, que permite que el producto permanezca sólido a temperatura ambiente, manteniendo a su vez una textura suave y jugosa. Es por ello que su utilización es algo habitual en confitería y repostería, helados, cereales, salsas preparadas, productos precocinados, aperitivos… y una larga lista de etcéteras.
Lo cierto es que el aceite de palma cuenta con varias posibles alternativas, como podrían ser otros tipos de aceite vegetal o mantecas, aunque no resultan tan económicos, lo que hace de ellos una alternativa poco rentable para las empresas.
El efecto del aceite de palma en la salud
Cada vez es más común escuchar comentarios y noticias sobre los efectos negativos del aceite de palma en nuestra salud. Esto se debe a que en su composición destaca sobremanera la gran cantidad de grasas saturadas que porta, es decir, las denominadas como grasas ‘malas’ para el organismo. De hecho, el 50% de las grasas presentes en este producto son saturadas.
El problema es que un consumo asiduo de este producto aumenta el colesterol en el organismo, propiciando la aparición de problemas cardiovasculares.
Para evitar el consumo del mismo conviene fijarse en el etiquetado de los productos alimentarios que se adquieren, ya que estos tienen la obligación de indicar su composición. Aunque en este aspecto cabe destacar que aún son muchos los que evitan indicar el aceite de palma entre sus ingredientes o lo indican englobándolo en el grupo de aceites vegetales, a los cuales pertenece, aunque presenten unas propiedades muy diferentes unos de otros.