Las gachas son un plato que se elabora cociendo granos de avena y otros cereales o legumbres en agua, leche o una mezcla de ambas. Suelen servirse calientes en un recipiente y hoy en día es un plato que se está recuperando.
Las gachas se toman normalmente como desayuno, aunque pueden ser tanto dulces como saladas
Las gachas a lo largo de la historia han sido sinónimo de subsistencia. Se hicieron muy populares cuando los países del norte, sobre todo, cuando se encontraban en una decadente situación de posguerra y los ciudadanos para no morir de hambre combatían la hambruna con este plato.
Y es que las gachas fueron una comida tradicional en gran parte del norte de Europa y Rusia desde la antigüedad. La cebada era el grano habitual usado para realizar esta receta, aunque podían usarse otros cereales o legumbres, según las condiciones locales.
Eran principalmente un plato salado, acompañado por diferentes carnes, raíces, verduras y hierbas añadidas como condimentos. Las gachas se cocinaban en un caldero metálico grande sobre carbón o se calentaban en un recipiente de barro más barato añadiendo piedras calientes hasta que hervían.
Además, se usaron habitualmente como comida para los reclusos de las prisiones británicas. Incluso dentro de la cocina española, durante el Al-Ándalus, fue una receta muy frecuente y autores como Martino da Como hacen referencia a ellas en sus tratados culinarios. En la actualidad, su consumo en grandes cantidades está restringido porque su abuso produce la enfermedad de la latirosis.
Actualmente, las gachas se toman como desayuno y se les suele añadir azúcar, leche o nata, aunque existen diferentes versiones. Por ejemplo en el desayuno tradicional escocés le añaden sal.
Receta moderna
Una de las variantes modernas, más saludable y apetecible de esta receta son las gachas de avena con chocolate. Para ello, tenemos que poner leche de almendras sin azúcar en una cacerola a fuego alto, junto a la stevia y la canela. Después, cuando empiece a humear, tenemos que añadirle la avena y la crema de cacao para cocinarlo todo a fuego medio hasta que espese, removiéndolo con frecuencia.
Es un plato que se puede servir caliente o frío y se le puede añadir fruta, frutos secos y semillas. Con esta receta casan a la perfección las nueces, las almendras, las semillas de chía, de calabazas y de girasol.