El gorro de cocinero tiene hoy día una función muy práctica en la cocina, pero no está exento de un pasado histórico que explica su origen y el motivo de su utilización, en épocas muy relacionado con el rango del profesional.
En el aspecto funcional, el gorro de cocinero tiene la capacidad de absorber el sudor en la frente tan habitual en esta profesión, donde la mayor parte de las horas se invierten frente a los fogones de una cocina que eleva mucho la temperatura del ambiente. El hecho de que tenga forma cilíndrica, sea alto y finalice con una forma abierta responde a que de este modo se refrigera mejor la cabeza.
El chef de mayor rango debe llevar el gorro más alto de la cocina
Su carácter higiénico es también destacable. En un trabajo cuya materia prima son productos comestibles que posteriormente se servirán a terceros, resulta indispensable mantener altos niveles de pulcritud y unas medidas sanitarias estrictas. El gorro de cocinero evita situaciones desagradables como encontrar un pelo en la sopa.
Si bien sus funcionalidades son lógicas, este famoso gorro de cocinero también cuenta con un origen histórico muy remoto y una evolución que poco a poco se esclarece, aunque no todas las teorías cuenten con la misma confirmación documental.
Las primeras unidades de este famoso tocado comenzaron a observarse en Asiria, donde los cocineros de las casas reales empleaban unos sombreros similares a las coronas de sus amos. Esta distinción otorgada por los señores era una forma simbólica de recompensar a los servidores valiosos e indispensables.
Evolución
Su evolución le sitúa durante la caída del imperio Bizantino a finales del siglo VI. Aunque no está del todo confirmada, la teoría defiende que en aquel momento los intelectuales y artistas huyeron de la invasión de los bárbaros del norte. Los monasterios en ese tiempo eran un buen refugio, y muchos utilizaron este recurso.
Los sacerdotes ortodoxos griegos utilizaban este tipo de sombrero, que comenzó a ser parte de la vestimenta de los asilados, en muchas ocasiones reconvertidos a cocineros reales que adoptaron la vestimenta de los sacerdotes pero en lugar de copiar el color negro, eligieron el blanco.