Salsas de queso sabrosas, sencillas y sobre todo exquisitas, así son estas cuatro propuestas. Si eres de los que ama echar queso a todo tipo de preparaciones y disfruta sobremanera cada vez que encuentra una nueva salsa de queso, te gustarán estas ideas.
Preparar una salsa de queso naranja es tan fácil como mezclar harina, mantequilla, leche y cheedar
La salsa de queso emmental y gruyer es perfecta para platos de pasta y picoteos como patatas o pollo empanado. Para prepararla solo hay que quitar la corteza y rallar o partir el queso, bien finito, poner a fuego suave leche evaporada o nata y añadir el queso hasta que se funda. Cuando esté completamente derretido se salpimenta y se añade un poco de nuez moscada.
En este tipo de salsa la clave es controlar el calor, ya que si lo ponemos demasiado caliente, el queso, en lugar de disolverse, tendrá grumos y no obtendremos el resultado que queremos.
La salsa de queso roquefort, por su parte, es un acierto seguro, ya que su textura hace muy fácil el trabajar con él. Para preparar esta salsa, se derriten un par de trozos de mantequilla, se añade cebolla bien picada y, cuando esté, dorada se incluye el roquefort y la nata. En unos tres minutos, a fuego bajo, la salsa de roquefort estará lista. Y cuando baje su temperatura, se pasa por la batidora para conseguir un resultado redondo, ideal para platos de carne y pastas.
Salsa de queso cheedar
No se puede hablar de salsas de queso y no mencionar la clásica salsa de queso naranja que desborda hamburguesas y cubre nachos por todo el mundo. Prepararla es mucho más fácil de lo que parece.
Se derrite un poco de mantequilla a fuego bajo, se le añade harina y después leche. Cuando estén los ingredientes bien ligados, se echa el queso, tardará unos 3 minutos en derretirse. Entonces se añade sal y pimienta al gusto, y listo.
Aunque si se busca algo más ligero, por ejemplo, para verduras, también hay otras salsas de queso. Se disuelve un poco de maicena en leche semidesnatada caliente, se echa un poco de aceite, más leche y, una vez ligado, se retira del fuego para echar los quesitos que se quiera. El resultado es más ligero tanto en sabor como en calorías.