Muchas cocineras han marcado un hito en la historia culinaria, y qué mejor día que el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer para recordar algunas de las más representativas. Aunque sean muchas las que se han pasado su vida a los fogones, dentro y fuera de casa, el de la cocina no es un mundo en el que destaquen los nombres femeninos, aunque algunos de ellos hayan formado a grandes chefs reconocidos a nivel mundial.
Eugénie Brazier fue la primera cocinera en conseguir tres estrellas Michelin
Si hablamos de cocineras, no podemos dejar de mencionar a Eugénie Brazier (1895–1977) conocida también como Mère Brazier, nombre que puso a su restaurante, fue la primera cocinera en hacerse con tres estrellas Michelin, así como la primera en conseguirlas dos veces.
Tras abrir su ‘bouchon’, se coronó como una de las cocineras más famosas de Francia, posicionando a Lyon como segunda capital gastronómica del país, por detrás de París.
En sus cocinas se formaron grandes chefs como Paul Bocuse, quien definió a su maestra como una cocinera exigente y de gran instinto en la cocina. Pero no fue el único nombre conocido que pasó por su restaurante, ya que no como aprendices, pero sí como comensales y asiduos, pasaron y disfrutaron grandes personalidades como Charles de Gaulle y Marlene Dietrich, quienes se mostraron fieles a su buen hacer.
Cocineras de renombre, también en San Sebastián
Su best-seller gastronómico llevó a Nicolasa Pradera (1870 – 1959) a lo más alto. “La cocina de Nicolasa”, ha sido reeditado innumerables veces desde que se publicara en 1933. Nacida en Markina-Xemein, se formó en las cocinas del Palaxio Patrokua en Donostia, durante más de 20 años, hasta conocer a su marido con el que abriría Casa Nicolasa, también aquí.
Su cocina fue muy promulgada por el doctor Gregorio Marañón, quien alababa el saber hacer de Nicolasa, llegando a calificar su cocina como arte, y además la llegó a llamar la sacerdotisa de la cocina vasca. Una cocina de la que Marañón se declaró fan incondicional.
El tiempo le llevó a abrir otro restaurante, Andia, y posteriormente a trasladarse a Madrid para abrir La Nicolasa. Asentando su fama en los fogones a lo largo y ancho de todo el país.