Fondue salada o dulce, de postre o plato principal, con fruta o carne… las opciones son infinitas. Tener una fondue es contar con un utensilio perfecto con el que convertir una cena en un acto divertido y más desenfadado.
Una buena forma de disfrutar de una fondue de salsa es colocar una plancha para carne que la acompañe
Si tienes una celebración y quieres sorprender con algo diferente, la fondue es una gran opción. Hace de ese rato en torno a la mesa una velada más dinámica y cada uno come lo quiere, lo que facilita la tarea de adaptar las recetas a los invitados, así como las cantidades.
¿Te animas con la fondue de carne? Esta forma de utilizar la fondue es perfecta como plato principal y cuenta con la gran ventaja de que no se derrocha género. Esto se debe a que la carne no está cocinada, y son los propios comensales quienes cocinan la carne en la fondue.
En este caso se rellena el recipiente con aceite y se calienta; cuando haya alcanzado la temperatura correcta es tan sencillo como pinchar pedazos de pollo, ternera o salchicha e introducirlo en la fondue hasta que se haga. Lo bueno además es que cada uno puede elegir el punto en el que quiere la carne.
En este caso las salsas se colocan en tarros aparte. El mojo picón, la salsa española, la salsa rosa o la de 4 quesos son algunas de las opciones más socorridas.
Aunque también existe la posibilidad de que la fondue esté rellena de la propia salsa. En este sentido, cualquier salsa que aderece platos en caliente es susceptible de ser untada en fondue. Salsa de tomate casera, salsa de hongos o incluso mojo picón o salsa brava. En este caso el bocado que llevarse a la boca tiene que estar ya cocinado, por lo que se acompañará por patatas fritas o asadas, crudités, salchichas mini ya listas para comer o picatostes.
Un buen truco si se va a apostar por una de estas salsas pero no se quiere renunciar a la carne recién hecha es colocar una plancha sobre la mesa, de esta forma los comensales podrán hacer sus pinchos al momento.
El secreto de la fondue clásica
Así surgió la fondue y del mismo modo es como la siguen disfrutando muchos. La fondue de queso untada con pan es todo un clásico y una perdición para los amantes de este lácteo. La clave si se va a recurrir a la receta tradicional es fundir diferentes quesos suizos y añadir un poco de vino blanco, pimienta negra, un diente de ajo, una pizca de maicena y kirsch (licor de cereza ácida).
Y si se quiere reservar esta sorpresa para el postre, la fondue de chocolate con frutas troceadas y nubes de azúcar para untar nunca falla. En este caso un chorrito de licor aportará un aroma único a nuestro pozo de dulzura.