La diferencia principal entre los huevos blancos y marrones es del todo evidente aunque existen infinidad de creencias y bulos circulando sobre el tema que resultan creíbles. Hay quien dice que el sabor es diferente, que la calidad de unos es menor que la de los otros, o incluso que unos son mejores para ciertas recetas y los otros para otras.
La diferencia principal entre los huevos blancos y marrones es la clase de la gallina que los pone
Pero nada de ello es cierto. La gran diferencia de los huevos blancos y marrones, además de su color, es su procedencia; que es, precisamente, a la que deben el tono de su cáscara.
Los huevos marrones son los que ponen las gallinas cuyo plumaje es rojo. Del mismo modo, los huevos blancos proceden de las gallinas blancas. Tan sencillo como eso.
Muchos bulos en torno a ello
El color de los huevos genera controversia, ya que muchos creen que por que el huevo sea blanco o marrón es mejor o peor. Pero esta creencia tiene su sentido.
Aquellos que piensan esto, basan su creencia en la lógica. Esta conclusión se basa en el precio de los mismos en el mercado, ya que el de los marrones está muy por encima del de las variedades blancas.
Pero esto no se debe a su calidad. El precio de los huevos marrones es mayor por el simple hecho de que las gallinas que producen estos huevos son de mayor tamaño que las blancas y necesitan alimentarse más. Dado que el gasto de su cría es mayor, el precio de los huevos que ponen, también lo es.
Aunque no es el único mito que circula sobre las diferencias entre los huevos blancos y los marrones. También hay quien piensa que la variedad tostada presenta una cáscara mucho más resistente, lo cual nada tiene que ver con su color ni con la raza de gallina que lo haya puesto.
Es cierto que hay huevos cuya cáscara es más dura, pero esto se debe a la edad de la gallina que lo ha puesto. Las gallinas jóvenes producen huevos con una cáscara más dura y consistente, frente a los huevos puestos por gallinas viejas, cuya cáscara es más fina y frágil.