El paso del tiempo influye en la miel, que pasa de un estado líquido a sólido en un proceso que se denomina cristalización. Y eso puede ser un contratiempo, ya que el frasco de miel que guardamos en la despensa debe de ser uno de los más socorridos por cualquier cocinero que sabe que está uno de los alimentos más antiguos y con más beneficios: reduce el estrés, promueve la recuperación del sueño y mejora la función cerebral, entre otros aspectos.
Colocar una zanahoria dentro del tarro de miel evitará la cristalización de ésta
Uno de los remedios más comunes para eliminar la cristalización es colocar el frasco de miel en un horno tibio, sin que haya una exposición grande al calor. Eso sí, se recomienda quitar la tapa del frasco para que el proceso sea más limpio.
Otro de los métodos más habituales, y muy parecido al anterior, es calentar la miel al baño María, sin excederse con el calor y dejando que la miel vaya cogiendo temperatura poco a poco.
El único problema se presenta si hay que servir esa miel de inmediato, ya que, al igual que sucede si se usa el horno, la temperatura del frasco no lo permitiría con demasiada comodidad.
La zanahoria, el método de nuestras abuelas
Hay un tercer método que no solo revierte el estado de la miel, sino que evita la propia transformación. Es el remedio que usaban nuestras abuelas y que sigue siendo un gran desconocido para muchos que se encuentran este problema.
Y es que colocando una zanahoria, que esté limpia pero que mantenga la cáscara, dentro del frasco se consigue evitar la cristalización de la miel. ¿Por qué? Las características de la zanahoria, con cerca de un 90% de agua, hacen que aumente la humedad del frasco para pelear con la sobresaturación de la miel.
No es la única propiedad beneficiosa de la zanahoria en este sentido, ya que la presencia de la fibra combate igualmente ese proceso y favorece la humidificación.