¿Cómo te gusta el sándwich de jamón y queso?

Con, al menos, tres ingredientes, se pueden preparar un sándwich mixto de tantas formas como queramos imaginar. Sin grandes secretos en su elaboración, sin embargo, no es tarea sencilla lograr un resultado memorable, de diez, y pasar la barrera de un sándwich de jamón y queso del montón.

Y es que hablamos de un plato muy popular, sí, pero también muy denostado, porque no hay mayor sacrilegio que preparar mal un plato tan sencillo. Y seguro que todos hemos consumido algún mixto de suspenso. Porque si antes hablamos de que la receta es fácil, cabe matizar que no todo vale y que conviene respetar ciertas líneas rojas en su preparación, así como conocer los trucos que nos van a ayudar a lograr un resultado de chuparse los dedos.

Eso sí, sobre gustos no hay nada escrito. ¿Tostado o sin tostar? ¿Con corteza o sin ella? Las indicaciones que encontrarás a continuación puedes adaptarlas a tus preferencias.

El sándwich mixto tiene, como cualquier otra receta, un secreto tan fundamental como obvio que se esconde en la calidad de la materia prima. Seleccionar ingredientes buenos -buen pan, buen queso y buen jamón- nos va a ser de mucha ayuda a la hora de lograr un sabor y textura deliciosas.

En ese sentido, se recomienda emplear lonchas finas y mantener, no quitar, la corteza del pan que hayamos decidido emplear. La textura fundente correrá en gran parte a cargo del queso, así que seleccionando siempre aquel del sabor que nos agrade, deberíamos elegir aquellos tipos de queso mejor para fundir.

Otro de los secretos de la textura y la jugosidad está en el pan, que podremos 'mojarlo' ligeramente antes de tostarlo en mantequilla, siempre que esté previamente atemperada. Por supuesto, la elección de la variedad del pan elegido también marcará la diferencia. Será mejor si nos decantamos por un tipo blando, ya sea blanco o integral.

Por último, la herramienta utilizada para tostarlo también juega un papel fundamental en el resultado. Elijamos la sandwichera, la plancha o la sartén, el truco está en un constante control de la temperatura para vigilar que el queso se funde a tiempo sin que se queme el pan.

Del sándwich de jamón dulce y queso se empiezan a tener noticias a finales del siglo XIX y se presentan como un plato típico en eventos deportivos como los partidos de beisbol. De ahí pasó a Cuba, ya en los años treinta, donde adquirió fama y comenzó a llamarse mixto, sencillamente, porque combinaba dos ingredientes principales como es el jamón y el queso.

A mediados del siglo XX, eran ya comunes en España, sobre todo en las cafeterías de la época. Aunque no existen evidencias suficientes, es de suponer que aquella receta llegase de los españoles que en aquellos años vivían en Cuba y de ahí que se le llamase 'cubano'. A este respecto, hay que destacar que hace unos años las ciudades estadounidenses de Tampa y Miami tuvieron un conflicto diplomático debido a los ingredientes del sándwich que ambos llamaban 'cubano'.

En Tampa ,a esa receta le añadían rodajas de salami de Génova, algo que en Miami era considerado un sacrilegio. Incluso los alcaldes de ambas localidades intervinieron en este debate. Pero, no obstante, en la zona de Cataluña y en otros muchos lugares, al sándwich de jamón y queso se le llama 'bikini'. ¿Por qué? Hay quien quiere ver en el sándwich cortado en diagonal la parte inferior de esta prenda de baño aunque, sin embargo, parece que poco tiene que ver con ello. Su nombre se lo debe a una famosa sala de fiestas de la ciudad condal, la Sala Bikini, donde este tipo de sándwiches eran tan comunes y, por lo visto, buenos, que fueron rebautizados en los años sesenta, adoptando el nombre de este lugar de música y bailes.