Una de las curiosidades de los paccheri es su forma tubular. Rígidos y anchos, su curiosa morfología ofrece diversas opciones de cocción y aderezo. Relleno, con salsa, con carne o pescado… su sabor neutro abre un abanico de posibilidades a la hora de disfrutar de este manjar.

Cuenta la leyenda que los paccheri se inventaron para el contrabando de ajos

Aunque su forma no es mera casualidad. Y es que cuenta la leyenda que los paccheri fueron inventados para pasar ajos de contrabando a Prusia. Parece ser que los ajos italianos eran mucho más sabrosos que los del país, por lo que su gobierno prohibió su comercio. Es por ello que los agricultores inventaron esta pasta para camuflar su género y así poder pasar la frontera.

Precisamente, en la actualidad existen multitud de recetas de paccheri que incluyen ajo entre sus ingredientes. Y es que los paccheri se pueden disfrutar principalmente de tres formas: como un picoteo o entrante, con el formato habitual de un plato de pasta o en una tarta de paccheri. Esto se debe a que su forma brinda dos grandes posibilidades: rellenarlo o acompañarlo.

Es decir, en el caso de apostar por el paccheri como entrante, la opción más recurrente es rellenar cada paccheri y meterlo al horno para hacer la pasta del mismo modo que se haría una lasaña o canelones. Se le puede meter ricota y espinacas, o gambas, nata y parmesano, por ejemplo.

Otras formas de disfrutar los paccheri

Si uno no se quiere complicar pero quiere añadir un toque diferente al plato, ya sea de pasta, una sopa de pescado o un guiso, basta con incluir los paccheri previamente cocidos o dejar que se hagan en el propio caldo de nuestra preparación. Con bolognesa, pesto o carbonara ofrecen también un gran resultado, aunque su forma invita a acompañar esta pasta con salsas y aderezos más elaborados.

De hecho, la tarta de paccheri es un éxito rotundo. Esta tarta consiste en colocar los paccheri de pie sellándolos entre ellos con la ayuda de una buena bechamel. Es tan sencillo como rellenas las piezas con carne picada y tomate, salmón y queso o verduras, por ejemplo, verter sobre la preparación una salsa que sirva de sellado y cubrir todo con queso rallado para meterlo todo al horno.