Algunos alimentos nos pueden ayudar a reducir entre un 20 y un 40% el riesgo de padecer un ictus, tal y como lo han demostrado diferentes investigaciones en los últimos tiempos. Esta dolencia constituye la segunda causa de muerte a nivel nacional (la primera en mujeres) y afecta en España cada año a 130.000 personas, 80.000 de las cuales morirán o quedarán con una discapacidad de por vida.

Frutas, hortalizas, pescado azul y alimentos ricos en potasio nos protegerán en distinta medida de sufrir un ictus

Unos de los alimentos que nos protegerán contra el ictus son las frutas y hortalizas. Un estudio realizado en la Universidad de Oslo demostró que consumiendo estos productos al menos 27 días al mes, la tasa de ictus se reducía en un 20%.

Más concretamente, el tomate reduce la posibilidad de sufrir un ictus en un 50% por sus licopenos, mientras que también son muy bien valorados la zanahoria, la espinaca y otras hortalizas ricas en carotenos por su efecto protector. Además, la vista también nos puede ayudar a la hora de identificar aliados contra el ictus: lo serán aquellas hortalizas de hojas de color verde oscuro y las de tono anaranjado oscuro.

El pescado azul, por su parte, es rico en ácidos grasos omega-3, que colaborarán a rebajar hasta en un 39% el riesgo de sufrir un ictus. La grasa omega-3 puede modificar nuestra sangre, haciéndola menos propensa a la coagulación y, consecuentemente, previniendo la obstrucción de los vasos sanguíneos cerebrales.

Ricos en potasio

Aunque en menor medida, los alimentos ricos en potasio también serán nuestros aliados en la lucha contra el ictus y en nuestro objetivo de proteger a nuestro cerebro de sufrir cualquier accidente. Así las cosas, está demostrado que quien opta por tomar alimentos ricos en potasio tienen un riesgo un 12% menor de sufrir un accidente cerebrovascular en general y 16% menor de sufrir un accidente cerebrovascular isquémico.

Los plátanos son los alimentos que siempre relacionamos con el potasio. Por ello, los plátanos nos ayudarán a reducir la presión arterial y preservan la elasticidad y la función normal de las paredes arteriales, a la vez que inmunizan los vasos sanguíneos contra el daño que esa alta presión pudiera producir.