Brindar es una tradición que traspasa fronteras, ya que no hay fiesta que se precie en la que no se brinde. Para celebrar la entrada de un nuevo año, una gran noticia o simplemente un momento especial con un ser querido, lo cierto es que el brindis ha llegado a nuestros días como un gesto que alberga muchos sentimientos y emociones.
La tradición de brindar tiene su origen en la Antigua Roma, aunque el término no se acuñó hasta el siglo XVI
Pero su origen se remonta tiempo atrás, concretamente, a la época de los romanos. Se dice que este choque de copas surgió allá por el siglo IV a.C. Por todos es conocida la afición de los romanos por celebrar banquetes y es en ellos donde surgiría esta costumbre.
La tradición de brindar procede de la costumbre de los anfitriones de alzar la copa, para mostrársela a los asistentes, y después tomar un sorbo de la misma en señal de que la bebida era buena.
Y es que aunque ahora suene raro, era muy habitual aprovechar estos actos para acabar con la vida de alguien. Es por ello que la muestra de confianza de los anfitriones iba más allá, por lo que chocaban fuertemente sus copas con las de los invitados para que las copas se salpicarán entre sí.
El provocar que el contenido de una copa saltara de una a otra era una muestra de que todos bebían lo mismo. Un gesto que se instauró como tradición y fue transmitido de civilización en civilización.
Uno de los métodos más comunes para envenenar una copa era entonces llevar un anillo hueco, en cuyo interior se escondía el veneno. De esta forma, al servir la bebida inclinando la mano sobre su reverso, se podía abrir el anillo y derramar su contenido en la copa sin que nadie se diera cuenta.
La tradición, más antigua que su nombre
Aunque parece ser que el nombre de esta tradición no llegaría hasta el siglo XVI. Según parece, el término viene del alemán “bring dir’s” (yo te lo ofrezco), expresión utilizada por los alemanes para brindar en la celebración de la victorias de Carlos V tras saquear Roma en 1527.