Algunas personas consideran esta costumbre, en la actualidad, como snob. Y no tienen rubor en confesar que toman diariamente una cucharadita. Se refieren al caolín, que es una arcilla terrosa que se puede encontrar en muchos lugares del planeta. Es en África donde llevan más tiempo tomándola, incluso en los mercados se pueden contemplar vendedores de piedras, que en el fondo son pedazos de caolín.
Son las embarazadas, en países africanos como Senegal, Camerún o Mali (donde se extrae en cantidad), las principales consumidoras de esta arcilla que huele a arena y que, según expertos, puede convertirse en algo similar a una droga al tener que tomar caolín de forma continuada; incluso más allá del embarazo.
Las mujeres que están encintas lo comen, ya que los componentes de esta arcilla hacen que las náuseas habituales desaparezcan. Asimismo, elimina los desarreglos estomacales. Puede ser por una falta de zinc, algo que no suele ser habitual en los países desarrollados llevando una alimentación adecuada. Hay países como Haití donde en los mercados ambulantes se pueden encontrar unas tortitas hechas con barro, sal y grasa.
Pero la ingesta continuada acarrea problemas graves de salud, ya que el caolín impide que el cuerpo absorba el hierro de los alimentos, por lo que es fácil tener una anemia con los problemas que conlleva para las embarazadas.
Andoni Luiz Aduriz inventó las patatas Kaolín, un trampantojo que sorprendía al comensal
Los animales también suelen comer tierra, desde pájaros a mamíferos, para asegurarse determinados nutrientes o eliminar problemas de estómago. Algunos ingieren la tierra y otros, simplemente, chupan la roca donde se encuentra la substancia que buscan.
El caolín, como arcilla, es base fundamental en los países donde se extrae (y en otros se importa) para la realización de porcelanas y para otros procesos industriales. También se utiliza para la confección de cremas para la piel.
Patatas como piedras
Dentro de la gastronomía, uno de los acompañamientos más rompedores del cocinero Andoni Luis Aduriz en su restaurante Mugaritz fueron las patatas Kaolín, que tantas sorpresas han deparado a sus comensales al considerar que les habían servido piedras como guarnición. Un trampantojo perfecto.