Recipientes de barro

Varios recipientes de barro con angulas [Foto: Diariovasco.com]

Técnicas

Sabores olvidados que se cuecen en recipientes de barro

Las cazuelas de barro se suelen amontonar en un rincón de la despensa con la sana intención de utilizarlas algún día, pero nunca hay tiempo. Recuperar esta tradición es una práctica muy aconsejable para poder recuperar antiguos sabores que nos traerán gratos recuerdos, además de disfrutar de exquisitos platos.

diariovasco.com | 14/07/2015 |

Una de las principales ventajas de utilizar recipientes de barro en la cocina es que nuestras recetas no necesitan grasa o aceite para prepararlas. De este modo, nos ahorramos unas calorías que sí se adquieren si optamos por freír el alimento. Como desventaja, hay que tener en cuenta que la técnica para cocinar en este tipo de cazuela requiere un cuarto de hora más de tiempo que si lo hiciéramos en otro tipo de utensilio.

Los ingredientes en un recipiente de barro se preparan con líquido, que puede ser agua o un caldo elaborado anteriormente. Esta fórmula permite mantener tiernos y jugosos nuestros alimentos. Las carnes y pescados adquirirán un atractivo color dorado y aportarán un sabroso sabor ahumado.

Los alimentos tardan más en cocinarse, pero no necesitan grasa o aceite

El hecho de que se utilice líquido para cocinar y que se realice en un entorno cerrado consigue además conservar casi todos los nutrientes del alimento, al contrario de lo que sucede con otros métodos de preparación como el hervido, donde el producto pierde nutrientes en el agua.

Existen algunos consejos antes de comenzar a cocinar con recipientes de barro. Uno de ellos es remojarlos durante un cuarto de hora antes de usar si no están esmaltados, pero si lo están no es necesario este paso.

Una característica que debemos tener muy en cuenta es que el barro es vulnerable al agrietamiento si sufre un cambio brusco de temperatura. Por este motivo, es conveniente introducir la cazuela en el horno antes de encenderlo, o colocarla sobre un paño si la pasamos directamente del fuego a una superficie fría.

En cuanto a su cuidado, el principal es evitar las grietas para no estropear el sabor de los ingredientes. También es necesario mantener limpios los poros para que los líquidos que acompañan a nuestros alimentos se evaporen bien y transmitan correctamente el deseado sabor ahumado a nuestros platos.

Limpieza

Acabada la comida, toca limpiar el recipiente y el lavavajillas queda terminantemente prohibido porque obstruyen los poros. Es mejor introducirlo en agua caliente con una gota de jabón o utilizar agua tibia con sal y, si requiere una limpieza a fondo, optaremos por dejarlo en remojo y utilizar un cuarto de taza de bicarbonato de soda para restregarlo.

De este modo mantendremos siempre a punto unos recipientes que no hay que olvidar para sacar todo el provecho a nuestros alimentos al cocinarlos de una manera distinta y deliciosa.