España es un país que produce una gran cantidad de naranjas, sobre todo en la zona de Andalucía, Valencia y Murcia. Entre semejante volumen de cultivo, la variedad de cítricos ha aumentado considerablemente, y ya no sólo se diferencian, por ejemplo, entre las naranjas para zumo y las de mesa, sino que según Asozumos cada clase de esta fruta dará un matiz concreto al jugo que queremos tomar.

Más o menos ácidas, con un punto de dulzor, con mejor o peor rendimiento… Hay naranjas para todos los gustos

Simplemente entre las naranjas dulces, se pueden diferenciar cuatro grandes grupos. El primero de ellos sería el de las naranjas blancas y entre ellas encontraríamos la ‘comuna’, excelente para el zumo al contener muchas semillas; la ‘cadenera’, que también contiene mucho jugo; la ‘castellana’, que es menos ácida y resulta ideal para mezclar; la ‘salustiana’, elegida para la industrialización; la ‘Valencia late’, que suele ser más tardía; y la ‘berna’, que también aparece a final de temporada con un gran rendimiento.

Las sanguinas o pigmentadas, por su parte, tienen un color rojizo más o menos pronunciado, pero poseen también zumos de excelente sabor y aroma. Otro grupo sería el de las Navel, con la ‘Washington navel’, ‘Thomson navel’ y ‘Navelina’, que tienen que estar muy maduras a la hora de hacer zumo, ya que si no darán un excesivo amargor a la bebida de naranja. La ‘Navelate’ es la que menos limolina tiene, por lo que es óptima para la industrialización.

Por último, dentro de las naranjas dulces estaría el grupo de sucreñas, que tienen un grado de acidez muy bajo y que se pueden transformar en zumo sin riesgo de crecimiento de microorganismos patógenos. Son muy dulces si se toman solas, por lo que se tiende a mezclar con otras variedades. Además, su rendimiento no es demasiado alto. 

Propiedades de los zumos de naranja

Los zumos de naranja, como todos los de frutas, tienen una calidad nutritiva óptima al aportar al organismo nutrientes como hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Por ejemplo, son ricos en vitamina B1, que reduce el cansancio y la fatiga; vitamina C, sinónimo de energía y protección de ADN, además de contribuir al normal funcionamiento psicológico; vitamina B12, relacionado con el sistema inmunológico; y vitamina B6, con efectos positivos sobre las proteínas y el metabolismo glucógeno.