Unas sardinas en salazón

Las sardinas, un rico y sano pescado que puede ser preparado de muchas formas [Foto: diariovasco.com]

Pescado de temporada

Verano, el esplendor de la noble sardina

Desde tiempo ancestral ha sido un alimento fácil y barato para todas aquellas personas que viven en las costas. Quizá la abundancia de sus capturas, el poder encontrarla en la pescadería a un precio razonable, ha hecho que no tenga un lugar preponderante en la gastronomía, que se le considere un pescado “de segunda”.

diariovasco.com | 19/08/2015 |

Bien es cierto que en los últimos tiempos, ¿será cosa de la crisis?, muchas miradas han vuelto a este voraz pescado, ennobleciéndolo. Los que habitan en localidades costeras están acostumbrados a ver a los visitantes en alguno de los establecimientos del puerto comiendo sardinas. Cosa sorprendente, los nativos no somos muy dados a hacerlo, quizá porque consideramos que son restaurantes para turistas. Quizá no sabemos lo que nos perdemos: poder comer sardinas con las manos, al aire libre, viendo los barcos ....

Las sardinas tienen un alto contenido en ácidos Omega 3, que ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares

La cuestión es que la sardina es un gran pescado azul, un pescado graso sumamente saludable. Tiene un alto contenido en ácidos Omega 3, que ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Asimismo, vitaminas A, D y calcio; sus proteínas son de una calidad nutricional magnífica y no se alteran al freírlas o cuando están en lata. No es conveniente que las tomen aquellas personas que padecen gota.

El verano es su mejor momento, ya que están plenas. Y cuanto más frescas las consumamos, mejor. No suele gustar mucho hacerlas en casa por el olor que despiden cuando se fríen y que permanece un tiempo. Frente a ello habrá que mantener abierta la ventana del patio mucho tiempo.

Costas

A las sardinas las podemos encontrar en todas las costas peninsulares, y tomarlas en espeto (ensartadas y puestas de manera inclinada sobre ascuas), como en los restaurantes cercanos a las playas de Málaga. Las sardinas son el verano. En los pueblos del interior (y no tanto) era común observar en las tiendas de comestibles un pequeño cilindro de madera, como una rueda, con un montón de sardinas en salazón colocadas perfectamente. Comerlas tenía su arte, y una manera de dulcificarlas es con aceite de oliva.

A los antiguos griegos no les hacía mucha gracia, mientras que era considerada un manjar para los romanos. El articulista Julio Camba (La casa de Lúculo), indicaba, con humor, que estaba dispuesto a cometer un desfalco e irse a un puerto para hartarse de sardinas.

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