Estaba previsto que la primera línea de ferrocarril en el país vecino se inaugurara el 25 de agosto de 1837. Salía de París y llegaba a Peck, al pie de Saint Germain-en-Laye, a diecinueve kilómetros. Al barón James de Rothschild, accionista de la línea, se le ocurrió organizar un viaje la víspera, con la alta sociedad parisina.
Se trata de una complicada técnica con excelentes resultados
Acudieron el rey Luis Felipe y la reina Amelie, ministros, diputados, militares…, alrededor de seiscientas personas abarrotaban los siete vagones del tren. En la cuesta existente antes de Peck la máquina del tren no podía tirar, no podía arrastrar a buen ritmo todo los vagones debido al peso que tenían.
Mientras tanto, en la cocina del hotel Pavillion Henry IV, donde se iba a producir el ágape, todo marchaba según el horario previsto. El chef Colinet acaba de poner a freír unas patatas que iban a acompañar a un solomillo. Todo marchaba correctamente hasta que entró un emisario de la estación indicando que el tren se retrasaba quince minutos. Colinet sacó las patatas que tenía en las sartenes, a medio freír, y las depositó en una bandeja.
Cuando le indicaron que la comitiva había tomado asiento puso en marcha todo el engranaje de la cocina. Al volver a poner las patatas en aceite éstas se hinchaban como por arte de magia, y cogían un precioso color dorado, además de quedar crujientes. Cuando se sirvieron como guarnición el rey pidió otro plato, y quiso felicitar personalmente al cocinero. Así nacieron las patatas soufflés, hinchadas, que son tan raras de ver actualmente como guarnición.
Y es que no es demasiado fácil hacerlas. En primer lugar, y según los expertos, es conveniente que la patata sea de la variedad Agria, que va muy bien para freír. Luego hay que cortarlas en láminas de no más de cinco milímetros y secarlas bien antes de introducirlas en la primera sartén.
Segunda sartén
El aceite de esta sartén no debe estar demasiado caliente, no puede pasar de los 180 grados. Se deben mover bien y que empiecen a dorarse por los laterales. Es entonces cuando se sacan y se introducen en otra sartén con un aceite bastante más caliente, a más de 200 grados. Es allí donde se empiezan a hinchar. Pero, dan sorpresas. No es una ciencia exacta.