Una completa ensalada

Un buen aliño puede mejorar cualquier ensalada [Foto: diariovasco.com]

Historia

Hacerse rico aliñando ensaladas

Si habitualmente está presente en nuestras mesas, en verano tiene un lugar predominante. Es raro empezar una comida durante estos calurosos meses sin una ensalada.

diariovasco.com | 12/08/2015 |

La ensalada admite todo tipo de combinaciones: desde la clásica de lechuga, tomate y cebolla, hasta la más complicada. Depende de los ingredientes que nos gusten y de lo que tengamos en el frigorífico en esos momentos. Por cierto, ya que no solemos tomar legumbres durante estas fechas porque las relacionamos con los guisos de invierno, en ensalada son una magnífica opción.

A los antiguos romanos las ensaladas les gustaban más que a los griegos, consideraban que la lechuga tenía magníficas propiedades. Por ejemplo, en la cena que el poeta Marcial le ofrece a su amigo Toranius, en lasgustatio aparece una ensalada de lechuga y puerros tiernos. Al día de hoy hay ensaladas que son internacionales y que se hacen exactamente igual en todos los lados: Wardolf, Cesar, Niçoise…

Albignac, un exiliado francés, deleitó a un grupo de jóvenes londinenses

Brillat Savarin(1755-1826) cuenta en su brillante libro Fisiología del gusto la historia del Caballero de Albignac. Exiliado en Inglaterra debido a la Revolución francesa, y sin mucho dinero en el bolsillo, este hombre se encontraba un día comiendo en una taberna de Londres. En una mesa cercana se encontraban un grupo de jóvenes pertenecientes a “la buena sociedad londinense”, quienes se dirigieron a Albignac: "Señor francés, se dice que vuestra nación sobresale en el arte de hacer ensaladas; ¿querría usted hacernos el favor de aderezar una para nosotros?".

Tras dudar un poco acabó aceptando la proposición. Pidió los ingredientes que consideró necesario y los mezcló a su manera. Consiguió un éxito rotundo. Aunque no quería aceptarlas al principio acabó cogiendo las cinco libras que le dieron los jóvenes.

Más grande fue su sorpresa cuando pocos días después recibió en su casa una nota rogándole que acudiera a la casa de uno de los muchachos para aderezar una ensalada. No lo dudó y acudió a la llamada, volviendo a triunfar. Su fama fue creciendo entre las familias adineradas de Londres, que le llamaban para que aliñara sus ensaladas. El caballero de Albignac se convirtió en unfashionable salad maker, lo que le fue produciendo pingües beneficios.

Cajas de caoba

Su actividad fue en aumento, según cuenta Brillat Savarin, a tal punto que tenía contratado un coche para llevarlo de una casa a otra y un criado que le transportaba la caja de caoba donde guardaba sus frascos con aceites aromatizados, vinagres, trufas… Preparó quinientas copias de esa caja, que vendió a buen precio. Con todo hizo fortuna y se compró un castillo en Limoges, donde se retiró.