Las buenas costumbres comienzan bien temprano por la mañana, cuando se recomienda hacer un desayuno completo al ser la comida más importante del día. Bien sea en casa o al llegar a la oficina, es muy importante no saltarse el desayuno, puesto que ayuda a rendir más en el trabajo y pasar la mañana con menos hambre. Para evitar esa sensación de estómago vacío es conveniente también fraccionar las comidas a lo largo del día y realizar cinco, que consistirían en desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena.

Así, a media mañana cuando el desayuno ya ha sido digerido, conviene tomar una pieza de fruta o un yogurt que, además de calmar el apetito, permite hacer una pausa para estirar las piernas. A la hora de comer en el trabajo lo más importante es llevar la propia comida de casa, para controlar lo que ingerimos y ganar en salud.

Se pueden aprovechar los restos del día anterior para hacer un plato combinado. También se puede preparar la comida el día anterior, mientras se hace la cena, para ahorrar también en dinero.

A media mañana, una pieza de fruta o un yogur pueden calmar el apetito

Para asegurar una dieta variada es de gran utilidad la elaboración de una lista de alimentos clasificados por categorías. De este modo, a la hora de hacer la compra sabremos perfectamente qué es lo que debemos adquirir para nuestro menú semanal, y así no realizaremos compras innecesarias.

Si no queda más remedio que comer en un restaurante, es recomendable evitar los de comida rápida e ir a los de casera, donde es más fácil escoger platos saludables como carnes magras o verduras. En cualquier caso, las comidas hay que acompañarlas con agua natural y evitar los productos de picoteo y un consumo excesivo de café.

Al margen de la comida, mientras se trabaja en la oficina no está de más tener junto al ordenador una botella de agua natural y beber de ella con asiduidad para consumir los dos litros diarios recomendados.