Ahora, cuando muchos llevan ya tiempo con la famosa ‘operación bikini’, en Estados Unidos (en la Clínica Cleveland más concretamente) han observado una serie de hábitos en la propia cocina que contribuyen al aumento de peso o, al menos, a no perderlo.

Es importante no comer los snacks directamente desde la bolsa; es una costumbre donde se controla menos la cantidad

Kristin Kirkpatrick, dietista de esa clínica, ha sido la encargada de indicar seis costumbres que se dan en la misma cocina y que son enemigas de la pérdida de peso. La primera de ellas es utilizar los ingredientes a ojo, es decir, sin medidas concretas, un gesto que nos hará añadir calorías a los platos, lo mismo que ese toque especial que muchas veces damos a una receta con una cucharada extra de aceite o una pizca de sal extra. Son añadidos en sabor, sí, pero también en calorías.

Los instrumentos que utilizamos también contribuyen a que tengamos que utilizar excesivas grasas en la cocina. Cuando utilicemos el horno podemos poner sobre las bandejas láminas de papel de aluminio ligeramente engrasadas, evitando así emplear demasiada grasa, mantequilla o aceite sobre las propias bandejas y, consecuentemente, en contacto directo con los alimentos. En lo que a las sartenes se refiere,  si son antiadherentes necesitaremos menos aceite y, con ello, ingeriremos menos calorías.

En relación con sartenes y ollas, también hay que señalar otro truco para no comer en exceso: si al servirnos nuestra ración dejamos lo que sobra en una fuente en la mesa o incluso en las propias cacerolas en las que se ha cocinado, será más fácil que volvamos a la cocina a por una ración extra. Sin embargo, si esos restos los guardamos directamente en ‘tuppers’ y los guardamos en la nevera, se acabará la tentación.

A la hora de controlar las tentaciones de comer en exceso, además, es importante no hacerlo directamente de la bolsa en el caso de los aperitivos y otro tipo de snacks. Ese gesto no ayuda a controlar las raciones que ingerimos, por lo que desde Cleveland recomiendan servir en un recipiente la ración que queremos tomar.

En lo que a aperitivos se refiere, también hay que procurar eliminarlos o, en su defecto, ‘complicarlos’. El típico cuenco lleno de dulces caprichos o de otros aperitivos llenos de calorías son muy peligrosos para cualquier dieta y, además, en muchos casos innecesarios. También resulta curioso que hay estudios que afirman que los pistachos con cáscara provocan que se reduzca su consumo en un 41% respecto a los ya pelados.

Si no se ve…

En esta misma línea hay que formular otra regla: lo que no se ve no se tiene en la mente y, consecuentemente, no se controla. Esto sucede también con la verdura y la fruta, ya que existen estudios que afirman que cuando están a la vista, en fruteros sobre la encimera de la cocina o en la balda superior de la nevera y no en cajoneras, el consumo aumenta.