Guardar un limón abierto y proteger su pulpa para que no se quede reseca enseguida es posible. Aunque cada uno tiene sus trucos, e incluso se pueden adquirir tapas para frutas ya empezadas, a veces no tenemos el material necesario a mano o se nos olvida, metemos el limón sin ningún tipo de protección al frigorífico y se estropea en cuestión de horas.
Para guardar un limón abierto y que no se estropee basta con un palillo
Y es que a quién no le gusta ese toque de limón en un plato de calamares, en una buena copa o con el pescado. La cuestión es que rara vez se utiliza un limón entero, pero nadie quiere renunciar al punto único que aporta a las preparaciones.
Por ello, la próxima vez que vayas a abrir un limón, asegúrate de tener un palillo a mano. ¿Cuál es el truco? Tan sencillo como tapar el limón que nos haya sobrado con la otra tapa que hemos cortado y unirlo atravesándolo con un palillo.
Las claves de la técnica del palillo
Para poder llevar a cabo este truco hay que tener en cuenta que la tapa debe cubrir toda la superficie de pulpa cortada. Para conseguir esto, lo recomendable es tenerlo en cuenta antes de empezar a cortar. Es decir, en el caso de ir a cortar, por ejemplo, una o varias rodajas, habría que cortar rodajas del centro, de forma que las dos mitades resultantes tengan un radio similar.
Aunque si queremos utilizar el limón para exprimirlo o sacar su jugo para salpicar un plato, estrujando la mitad de la fruta, también hay solución. Basta con no tirar la parte exprimida, retirar bien la parte de pulpa ya sobrante y ponerlo de tapa.
Este truco es susceptible además de ser utilizado con otras frutas como naranjas o tomates. Además, el limón mismo nos ayuda a salvaguardar alimentos que no hayamos terminado, ya que el ácido presente en su composición retrasa la oxidación. Por lo que la próxima vez que vayas a guardar media manzana o aguacate, prueba a humedecer la parte expuesta con unas gotas de limón.