El corte de carne elegido para preparar nuestra receta es el primer paso hacia el éxito, ya que dependiendo de la preparación a la que se vaya a someter se deberá escoger un animal y una parte del mismo, u otro.
Los cortes de carne más cotizados son el solomillo y el lomo alto de vacuno
Los más utilizados en las diversas recetas de nuestra gastronomía son los de vacuno, ya que contamos con saludables ejemplares que ofrecen un producto único. Aunque la calidad no basta para conseguir un buen resultado, ya que la cocción juega un papel fundamental.
En el caso de querer dar protagonismo al ejemplar en sí, el mejor corte de carne es el de solomillo. El corte de solomillo es perfecto para este tipo de receta ya que presenta una textura fina y muy tierna. Una carne jugosa cuyo sabor es el protagonista de las preparaciones. En cuanto a la técnica de preparación, lo mejor es optar por una parrilla o plancha, en la que también se pueden preparar verduras con las que acompañar la carne. Otra opción es servirla en crudo a modo de tartar o carpaccio.
Al igual que el solomillo, el lomo alto del vacuno es otro de los cortes más cotizados. Su sabor, jugosidad y calidad hacen de este corte de carne otro de los grandes protagonistas de las recetas a la hora de disfrutar de un buen bocado. A menudo se sirve con el propio hueso, como es el caso del chuletón, preparado a la brasa con pimientos y patatas.
Para tener en casa
Pero si lo que se busca son cortes de carne más asequibles con los que contar en nuestra cesta de la compra de forma habitual, la mejor opción es el lomo bajo. Esta pieza es un básico en las recetas de todos los hogares, ya sea en su versión empanada o a la plancha, con alguna guarnición de ensalada, verduras o patatas. En caso de no encontrar lomo bajo, la babilla, tapa, cadera o contra también son una buena alternativa para preparar filetes.
Aunque si se busca un buen corte de carne con el que preparar una pieza al horno con alguna salsa o crema, lo mejor es el redondo. A la hora de elaborarla la clave es controlar el tiempo para que no se seque, controlando el tiempo y abriendo de vez en cuando el horno para rociarlo, con el mismo jugo que suelta, con la ayuda de una cuchara. En caso de no haber redondo en la carnicería, la aleta es una buena alternativa. De hecho la receta más habitual de aleta es atada y al horno.