El yogur griego es diferente al resto y cuenta con una textura única en el mundo de los lácteos, lo que ha hecho de este producto la perdición de los más golosos. Con miel, con azúcar o como acompañamiento de las fresas; en el desayuno, de postre o a la hora de la merienda, cualquier opción es buena para disfrutar del yogur griego.
La diferencia entre el yogur griego y el yogur normal radica en el licuado al que se somete al primero
Muchos se preguntarán sobre su origen y composición, y sobre todo, acerca de las diferencias que presenta con un yogur natural normal. Como su propio nombre indica, el yogur griego nació en Grecia, aunque sus raíces no están del todo claras, ya que parece no haber documentos escritos al respecto. En todo caso, y aunque la receta provenga de allí, en la actualidad su receta es conocida de manera internacional.
El yogur griego es un lácteo elaborado a base de leche de vaca o de cabra. Sigue un proceso de elaboración muy similar al del yogur natural, aunque sus características varían bastante. De hecho, su peculiaridad más significativa, conocida por muchos, es su alto contenido en materia grasas.
Frente al 3,5% de materia grasa láctea que suelen presentar las variedades típicas de yogur, el yogur griego cuenta con un 10% de materia grasa. Aunque sus virtudes provienen también de esta diferencia, ya que al presentar un índice mayor en materia grasa el yogur griego contiene también el doble de proteínas que el resto de yogures. Esto se debe a que los bacilos se desarrollan plenamente en este medio graso, aportando además ese característico cuerpo y densidad que lo hace tan cremoso e irresistible.
¿Por qué es diferente?
La clave está en su proceso de elaboración. A pesar de estar preparado con los mismos ingredientes, a la hora de ser preparado el yogur griego pasa por un proceso más que el resto de tipos de yogur, el licuado. Este proceso elimina el clásico líquido (suero) que nos encontramos en el yogur cuando lo destapamos.
En todo caso, y teniendo siempre presente su aporte calórico, cabe destacar que al igual que el resto de variedades de yogur, el griego también es buen aliado para nuestra salud, ya que aporta calcio y es muy bueno para nuestra flora intestinal.