La elección de las comidas parece estar sujeta a la música, un elemento al que no se le suele ofrecer mucha atención en lugares como restaurante, tiendas o incluso supermercados.
El volumen de música del restaurante afecta en la elección del menú
En la Universidad del Sur de Florida de Estados Unidos han llevado a cabo una investigación en la que investigaban la relación del volumen de la música del local y la elección de sus comensales. El estudio se llevó a cabo con música cuyo volumen oscilaba entre los 50 y 70 decibelios.
Los resultados obtenidos por los expertos fueron que los comensales que escuchaban música en un rango de 50-55 dB pedían comida más saludable, mientras que aquellos que se situaban con 70 dB elegían los platos menos saludables.
El porqué de estas situaciones tienen una explicación sencilla. La música ambiental, la que suele estar en un nivel inferior de decibelios, crea un ambiente calmado y un efecto relajante, lo que permite a los comensales obtener una mayor conciencia sobre lo que piden.
La música alta, aquella que supera los 70 dB, tiene un impacto directo en la frecuencia cardíaca y en la excitación de las personas. Por este motivo, los niveles de estimulación y estrés aumentan, lo que acaba desembocando en la elección de comida menos saludable.
Los resultados de la investigación mostraron una relación de elección de comida y música que no puede negarse. La música de una cadena de comida rápida suele tender a ser animada, alegre y en alguna ocasión, alta. Mientras tanto, los restaurantes con mayor categoría suelen optar por un sonido más suave, a veces incluso imperceptible.
El papel de la música en los supermercados
No solo los restaurantes juegan con el volumen de la música, las tiendas y los supermercados llevan años utilizando estos trucos para modificar el comportamiento de sus clientes.
La música lenta y a bajo volumen transmite a los compradores la sensación de bienestar, de calma. Esta sensación hace que aquel que acude al supermercado piense, inconscientemente, que tiene tiempo de sobre para comprar, lo cual suele acabar haciendo que gaste más.
La música alta, por el contrario, favorece el consumo más acelerado, ya que genera un efecto positivo. Al igual que sucede en los restaurantes, el volumen de la música en los supermercados puede afectar al estilo de comida que acabemos llevando a casa.