Las patatas gratinadas o al gratén son una opción a tener en cuenta si queremos disfrutar de una manera menos habitual de este tubérculo. Se trata de una preparación en la que no es necesario utilizar demasiado aceite, rebajando el aporte calórico de éste, y, además, tiende a ser un plato contundente.
Basta con 45 minutos de horno y cuidar algunos detalles para obtener unas patatas gratinadas perfectas
Además, su preparación es más bien sencilla. Basta con pelar las patatas y cortarlas en finas rodajas y ponerlas en una bandeja para el horno. Por otro lado, elaboraremos la salsa con la que se acompañan y gratinan. Cebolla chalota, mantequilla, nata y leche, así como sal y pimienta al gusto, son sus ingredientes.
Una vez tengamos lista esa salsa, basta con verterla sobre las patatas e introducir la bandeja al horno durante 45 minutos. Hay quien suele poner también queso rallado por encima, pero siempre debes tener en cuenta que, dependiendo qué queso utilices, la receta adquirirá unos u otros matices.
Además, otro ingrediente que da un toque muy interesante a esta receta es el puerro. Éste se puede rehogar junto con la cebolla, bien picado, y el resultado siempre suele ser muy positivo.
Algunos trucos
Esta receta esconde, como tantas otras, algunos trucos. En primer lugar, aunque conlleve algo más de trabajo, podemos optar por freír un poco las patatas o darles un hervor antes de introducirlas al horno. La patata es un alimento que exige su tiempo en el horno y cualquiera de esas dos acciones ayudará a reducir mucho los plazos. Eso sí, en caso de freírlas, las patatas ganan en aporte calórico.
Además, también es importante untar la fuente con mantequilla o, en su defecto, poner un poco de aceite en el fondo y los bordes de la misma. Estos gestos ayudarán a que las patatas no se nos peguen a la bandeja.
Por otro lado, la nata nos ayudará a evitar que se formen grumos en la leche. Si eres de esas personas a las que la nata no les sienta especialmente bien, puedes apostar por cambiarla por harina y preparar una ligera bechamel.
Las patatas gratinadas o al graten se pueden tomar como primer plato, como plato principal o como guarnición de otra receta. El corte de las patatas y la salsa con la que se preparen influirá en esta decisión.