El consumo excesivo de patatas, fritas o no, puede provocar problemas de hipertensión en las personas adultas. Al menos así lo afirma una reciente investigación llevada a cabo en Estados Unidos y publicada en ‘British Medical Journal’.

El consumo de patatas fritas representa un mayor riesgo de hipertensión respecto a las hervidas o asadas

Aquellos individuos que participaron en el estudio y que al comienzo del mismo no tenían presión arterial alta pasaron más tarde a tener un mayor riesgo de desarrollar hipertensión después de tomar cuatro o más porciones de patata a la semana, siendo ésta hervida, al horno o en puré. Quienes tomaron una porción o ninguna al mes, por su lado, no experimentaron variación.

Los participantes en este estudio que consumieron cuatro o más porciones a la semana presentaron un mayor riesgo de hipertensión del 11 por ciento en el caso de patatas hervidas, al horno o en puré y del 17 por ciento para las patatas fritas. Otro indicio que observaron es que los participantes que asociaron esa porción de patatas por vegetales sin almidón, presentaron un menor riesgo de hipertensión.

El consumo de patatas ronda en España los 30 kilos por persona al año, por lo que este tubérculo es uno de los alimentos más frecuentes en nuestras mesas. Es rico en hidratos de carbono, sobre todo almidón, glucosa, fructosa y sacarosa. Tiene un importante aporte calórico y es buena fuente de vitamina C.

La patata frita perfecta

La patata ha sido también protagonista de otro estudio en las últimas fechas. Dos investigadores de la Universidad de Illinois, Tanjila Alam y Pawan S. Takhar, han detallado las características exactas con las que se deben preparar la patata frita perfecta.

Según sus conclusiones, la patata perfecta tiene que ser redonda, en forma de discos de 1,65 milímetros de profundidad y con un diámetro de unos 45 milímetros de espesor. Al freír las patatas, es aconsejable, según estos investigadores, cocinarlas con aceite de soja a una temperatura de 190 grados durante 20, 40, 60 u 80 segundos, nunca durante más tiempo.