Las moscovitas son una maravilla. Originariamente en una pequeña repostería en Luarca y desde 1926 en la conocida Confitería Rialto ovetense, la familia Gayoso lleva más de un siglo deleitando a los más exigentes paladares con esta deliciosa tentación. Hasta Madrid llegó el negocio de estas magníficas galletas de almendra y chocolate, que sorprenden de entrada por su ínfimo peso y deslumbran después por su embriagador sabor, con el que conquistan a cualquiera.
Inicialmente, las moscovitas se pensaron como pastas de té, pero su éxito fue tal que los clientes empezaron a acudir a Rialto exclusivamente a por ellas, convirtiéndolas muy pronto en el indiscutible producto estrella.
Las moscovitas sorprenden de entrada por su ínfimo peso y deslumbran después por su embriagador sabor
La tercera generación decidió dar el salto a Madrid porque “había mucha demanda y los envíos se rompían por el camino”, pero ha sido la cuarta quien ha decidido ponerlas a la venta a través de internet, todo un acierto. Reciben pedidos desde un pequeño pueblo de Irlanda hasta Dubái.
Elaboradas de forma completamente artesanal, a mano y una a una, las moscovitas son como copos de nieve, no hay dos iguales, y como su sabor es sencillamente indescriptible, lo mejor es probarlas.
Cómo preparar moscovitas
La receta de la familia Gayoso es un secreto muy bien guardado, patentado e imposible de descubrir, pero el resultado de la siguiente receta se acerca bastante a los delicados bocados de almendra y chocolate que ofrece Confitería Rialto.
Para elaborar estas más que aceptables versiones de las moscovitas sólo hacen falta estos ingredientes: almendra Marcona de buena calidad cruda en granillo, azúcar blanquilla, nata 38% materia grasa, harina de trigo, chocolate y papel de horno.
Además, el proceso es muy sencillo. Se ponen en un cazo al fuego la nata y el azúcar, removiendo constantemente hasta que el azúcar se disuelva. Cuando la nata hierve, se retira del fuego y se le añaden la almendra y la harina. Se remueve hasta integrar todos los ingredientes en una pasta bastante espesa.
Se cubre la bandeja del horno con papel y se colocan sobre él montoncitos del tamaño de una nuez, espaciándolos bastante, ya que durante el horneado crecen. Se hornean durante ocho minutos a 170ºC y se retiran hasta que se enfríen bien. Se funde el chocolate al baño maría y se unta sobre el revés de cada galleta con una cucharilla o paleta. Dejarlas sobre el papel o una bandeja hasta que se templen.