Si atendemos al aspecto más práctico, la economía familiar, el gas se convierte en el claro ganador sin competidores. La vitrocerámica es más barata en el momento de comprarla, pero debemos tener en cuenta que le cuesta más calentarse, por lo que el gasto en electricidad es alto. Las placas de inducción, en cambio, son más caras en tienda, pero como se calientan antes la factura será más baja.
El gas es más barato, pero las vitrocerámicas más prácticas y limpias
Sin embargo, existen otros aspectos que recomiendan utilizar el gas frente a las otras opciones. En el sentido más gastronómico, una de sus principales ventajas es que podemos controlar a nuestro antojo la temperatura a la que cocinamos. Al hacerlo con fuego, es muy fácil regular la llama y avivarla en caso necesario o reducirla si deseamos un tiempo de cocción más largo.
Otra ventaja del gas es que podemos alcanzar un grado de calor alto en muy poco espacio de tiempo, lo que supone un beneficio en determinadas técnicas de cocina, como puede ser en el caso de los fritos o de los productos elaborados a la plancha.
Además, hay que reconocer que este tipo de cocina nos proporciona una sensación más agradable de la comida, puesto que se ha elaborado de manera más tradicional y con un estilo más cercano a como se hacía en los antiguos hogares, razón por la que los grandes cocineros optan por el gas para sus preparaciones.
Por último, una ventaja más es que no necesitamos adquirir utensilios específicos como ocurre con las cocinas eléctricas. Cualquier cazo, olla o sartén suele ser válido para el fuego, por lo que disfrutaremos de una mayor variedad a precios más económicos que si tenemos que comprar un recipiente más propio para la electricidad.
Limpieza
Sin embargo, existen otras características de las placas de inducción y de las vitrocerámicas que las convierten en idóneas para su uso. La principal está relacionada con la limpieza. La gran mayoría nos habremos encontrado en alguna ocasión con un fogón lleno de grasa que puede convertirse en una condena.
Hay que reconocer que las cocinas de electricidad son mucho más prácticas en este sentido, puesto que tan solo es necesaria una bayeta húmeda para que nos queden como nuevas, y si somos más meticulosos existen en el mercado infinidad de productos específicos para ellas con los que aseguramos un mejor mantenimiento.
Las placas de inducción y vitrocerámicas, además, exigen menos medidas de seguridad y los plazos de revisión son mucho más largos. Como en otros casos, finalmente serán nuestras necesidades personales las que nos ayuden a realizar la mejor elección.