Un surtido de sardinas

Las grasas 'buenas', como el omega-3, están en los pescados azules [Foto: diariovasco.com]

Salud

Actitudes alimentarias a evitar para un control correcto del colesterol

Se trata de uno de los niveles médicos a los que prestamos más atención. Su presencia en las conversaciones diarias se ha vuelto habitual y pocos son los que desconocen qué porcentaje de bueno y de malo tienen.

diariovasco.com | 27/01/2015 |

La preocupación por mantener a raya el colesterol es una actitud correcta y recomendable, pero en ocasiones adoptamos algunas costumbres que no benefician a su control. La primera de ellas es desconocer en qué situación nos encontramos. Hay que tener en cuenta que la hipercolesterolemia es una enfermedad que no duele, por lo que resulta difícil detectarla si no nos hacemos los análisis oportunos. Los consejos médicos afirman que todos los hombres a partir de los 40 años y las mujeres a partir de los 50 deberían adoptar esta sana costumbre.

El huevo y los lácteos son dos alimentos ‘demonizados’

Otra mala idea es no prestar atención a la ingesta de azúcar en la dieta. Aunque este edulcorante no tiene una repercusión importante en los niveles de colesterol, los alimentos ricos en azúcares simples también tienen alta presencia de grasas saturadas o trans, perjudiciales para nuestra salud.

Entre las actitudes erróneas se encuentra también considerar que con una medicina se puede resolver el problema del colesterol, y comer de todo. Los médicos advierten de que la dieta es una de las herramientas más eficaces que tenemos para controlar nuestro colesterol. En este sentido, muchos coinciden en recomendar la mediterránea que, además, reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer o deterioro cognitivo.

En el otro extremo se sitúan quienes consideran que hay que llevar una dieta estricta en la que la grasa desaparezca por completo. La grasa es sana, siempre que se consuma con moderación. Para ello, debemos elegir las que tienen calidad, y entre ellas se encuentran las monoinsaturadas o las poliinstarudas omega 3 y omega 6.

Huevos

Existen algunos alimentos “demonizados”. El huevo y los lácteos son dos de los principales productos considerados enemigos mortales de los buenos niveles de colesterol, cuando la realidad no es tal. El efecto del huevo en el incremento del colesterol malo es muy escaso, mientras que en el caso de los lácteos, si optamos por los desnatados nuestros niveles de colesterol se mantendrán en perfecto estado y además aportaremos a nuestro organismo el necesario calcio.

Por último, a menudo incurrimos en un error que no solo afecta al colesterol, sino a toda nuestra salud, como es la falta de ejercicio. En concreto, realizar ejercicio aeróbico entre tres y cinco veces por semana permite aumentar los niveles de colesterol bueno, además de controlar nuestro peso, que es fundamental para controlar los triglicéridos y nuestros niveles de azúcar.