Ahora se puede añadir un motivo más, en esta ocasión gastronómico. Varios alimentos tienen el extraño efecto de desencadenar este desagradable malestar. Si se consumen con medida no deberían provocar ninguna reacción adversa, e incluso son beneficiosos para nuestro organismo, pero en exceso pueden afectar al bienestar.
Es el caso del café, con muchas propiedades valoradas pero que también puede provocar dolor de cabeza si se toma demasiado. La razón es que la cafeína que contiene posee un efecto estimulante sobre el organismo que puede terminar por tensar los músculos y originar un fuerte malestar.
La cerveza de barril dificulta la llegada de oxígeno al cerebro
El plátano también es una fruta que se recomienda incorporar a la dieta gastronómica. Eso sí, siempre y cuando la persona no sea muy sensible a uno de los aminoácidos presentes en este producto, la tiramina. En tal caso, es preferible no comer más de un plátano al día porque si se sobrepasa este límite es posible que aparezca el temido dolor de cabeza.
Algo similar ocurre con los quesos añejos. Esta variedad comparte con el plátano la alta presencia de tiramina que, como en el caso anterior, puede provocar consecuencias no deseadas en personas sensibles a este aminoácido. Es aconsejable evitar el provolone, el queso azul o el cheddar y optar por otras variedades, lo que afortunadamente no es nada complicado.
Otros alimentos ni siquiera presentan las propiedades beneficiosas para la salud de los anteriores, por lo que es preferible eliminarlas directamente de la dieta diaria para, además de evitar el temido dolor de cabeza, ayudemos a nuestro organismo a funcionar correctamente.
El ejemplo son los perritos calientes y otras carnes procesadas que incorporan como conservantes nitratos y nitritos. Estas sustancias, según diversos estudios científicos, son un auténtico caldo de cultivo para desarrollar un monumental dolor de cabeza.
Cerveza
Por último, todos recordamos una situación así tras una noche de copas. Sin embargo, no es necesario llegar a la temida resaca para comenzar a sentir malestar. El consumo de cerveza de barril, aunque no sea excesivo, puede generarlo debido a que potencia la deshidratación del organismo y dificulta la llegada de oxígeno al cerebro.
Si eliminamos estos productos de nuestro menú diario o reducimos su consumo tendremos un arma más para acabar con un mal que, si bien no es de extrema gravedad, sí comporta dificultades para desarrollar nuestra rutina.