Aunque existe una sola forma de cocer un huevo, con agua, los productos salientes de la cocción pueden resultar bien distintos, solamente en función de tiempo que haya estado el producto hirviendo.
El huevo cocido, huevo duro, huevo hervido… Lo conocemos con un montón de nombres pero hace referencia a lo mismo: un huevo llevado a cocción en agua hirviendo –generalmente mezclada con sal-.
Según dejemos menos o más tiempo el huevo en el agua hirviendo, se obtendrá un huevo pasado por agua, un huevo mollet o un huevo duro. Por otro lado, si procedemos a cocinarlo en agua pero fuera de su cáscara, obtendremos un huevo escalfado o huevo poché.
Para conseguir un huevo pasado por agua el tiempo de cocción no debe superar los 4 minutos. En este tipo, la versión más cruda del huevo cocido, la clara queda semilíquida y la yema, líquida. Por ello, debe consumirse nada más cocinarse, ya que su escaso cocinado lo convierte en una fuente susceptible de salmonella.
El modo de tomar este tipo suele ser directamente dentro de la cáscara, sazonándolo con sal y/o pimienta a medida que se vaya ingiriendo.
Por su parte, el huevo mollet se distingue por su clara cuajada y su yema semilíquida. El tiempo de cocción de esta variante oscila entre los 5-6 minutos y es la más utilizada durante los desayunos.
Para cocer correctamente un huevo conviene que esté a temperatura ambiente antes de sumergirlo en el agua
El huevo duro, en el que tanto la yema como la clara quedan cuajadas, se obtiene a partir de los siete minutos de hervido. Por supuesto, dependiendo del tiempo de cocción, que oscilará entre los 7 y 10 minutos, los elementos internos quedarán más o menos solidificado.
Cocer el huevo: consejos
Es recomendable que el huevo, previamente a su cocción, esté a temperatura ambiente. Aunque no suele respetarse esta premisa, conviene saber que haciéndolo disminuye el riesgo de que la cáscara se rompa como reacción al cambio de temperatura.
Además, es importante tener en cuenta que el tiempo de cocción de un huevo frio deberá ser mayor con respecto al de un huevo a temperatura ambiente.
Para evitar que la cáscara del huevo se rompa durante la cocción, se recomienda bajar la temperatura del agua para evitar que al hervir, el huevo se mueva y choque contra los extremos del cazo u olla. Si aun así la cáscara se agrieta, podemos echar un un chorro de vinagre o limón, lo que provocará que el huevo se contraiga y el corte se selle.
Algunos trucos que mejoran el descascarillado del huevo son, por un lado, echar sal al agua en la que se hervirá el huevo. Y, además. nada más acabar de cocerlos, sumergirlos en agua muy fría.
Por otro lado, no se pegará el huevo a la cáscara si, previo a la cocción, se ha pinchado con una aguja la cáscara del huevo. Es una técnica algo complicada, ya que se trata de traspasar solamente la cubierta, sin llegar al interior.
Si lo que queremos es un bonito diseño del huevo, podemos conseguir que la clara del huevo quede centrada en el conjunto. Para lograrlo, debemos remover el agua durante los primeros minutos de la cocción y así, el movimiento del líquido provocará que la yema se centre.
Asimismo, hay que tener en cuenta que un huevo fresco tiende a tener la yema más centrada ya que la clara aún está turgente y consistente.