La Lombardía italiana es una región con doce provincias y cada una de ellas elaboró su propia cocina regional, pero todas ellas tenían una especialidad común: el risotto. Se trata de una de las recetas más conocidas y que triunfa en cualquier mesa. La ciudad de Milán tiene un importante prestigio gastronómico a raíz de su excelente risotto.
Arroz a la milanesa
El arroz a la milanesa, según varios estudios, se creó en 1574 y las crónicas de su inventor dicen que fue un discípulo del artista que hizo las vidrieras de la catedral gótica de Milán, el Duomo.
El joven artista se enamoró de la hija de Duomo. La joven debía de ser bellísima y era rubia como las espigas maduras de trigo. El discípulo del maestro le pidió la mano de su hija y se casaron. Según la leyenda, el joven quiso hacer un plato en honor a su esposa y así resaltar más el banquete de la boda. Mandó preparar un plato de su invención: un arroz coloreado de azafrán.
Él había utilizado el azafrán para colorear de amarillo las vidrieras de la catedral y sabiendo que era un producto comestible, decidió usarlo para darle color al plato Así nació el arroz a la milanesa y también comenzó el uso del azafrán en los diferentes platos para darle color y sabor.
El nacimiento del té
En China el té se conoce desde la época del emperador Shen-tung, un hombre muy preocupado por la higiene de su pueblo, quien se dio cuenta de que en muchas regiones del Imperio donde hervían el agua disminuían las epidemias, así que ordenó a todos sus súbditos que adoptasen esa costumbre.
Un día, paseando por un bosque, y el emperador tenía sed y ordenó a su acompañante que hirviera agua en un recipiente. El viento arrancó de un pequeño arbusto dos hojas y un brote que cayeron en el agua y de pronto se expandió un aroma finísimo. Sheng-tung paladeando la infusión quiso saber de qué árbol procedían esas hojas que originaban esa bebida. Resultó ser de un arbusto silvestre de té. El emperador a raíz de averiguar de dónde provenía ese aroma, y organizó muchas plantaciones del arbusto logrando que todos los súbditos del imperio bebiesen habitualmente está infusión.