Lo primero que hay que hacer es tener un envase homologado para llevar comida. Para no tener ninguna duda, a la hora de adquirirlo hay que fijarse en que el recipiente de uso alimentario tiene que tener en su parte posterior el dibujo de una copa y un tenedor. Asimismo, hay que cambiar el envase cuando, después de muchos usos y muchos lavados va perdiendo su color y su transparencia. Es fácil que, con el paso del tiempo, los aditivos que existen en el plástico se transmitan a la comida.
El tupper, siempre en frigorífico
Cuando calentemos la comida, tendremos que hacerlo a una temperatura mayor de lo habitual para eliminar cualquier tipo de contaminación
Una vez que se ha depositado la comida en el recipiente y que se ha llegado al lugar donde vamos a pasar toda la mañana, es importante meterlo en el frigorífico para que el alimento mantenga todas sus propiedades y para que no se eche a perder. Por otra parte, si la comida hay que calentarla, habrá de hacerse a una temperatura mayor de lo habitual para eliminar cualquier tipo de contaminación. Si es posible, para mayor seguridad aún, sería conveniente calentar la comida en un envase de cristal o en platos de vidrio o cerámica ya que estos no tienen los aditivos de los plásticos.
Recetas de tupper
Casi todos los alimentos son susceptibles de poder ser transportados en un tupper , pese a ello, hay algunos para los que no está aconsejado su uso. Es el caso de los rebozados o los filetes a la plancha porque se deshidratan y quedan duros. Asimismo, con vegetales como la lechuga o el tomate hay que ser especialmente cuidadosos porque pueden perder sus propiedades y su textura.
El mejor menú para comer fuera de casa es aquel que tenga platos compuestos que contengan hidratos de carbono, proteínas y lípidos. Por ejemplo, un plato de pasta con bonito o unas judías o alubias con chorizo o carne. En invierno, es perfecto un tupper de lentejas ya que son una fuente de energía, vitaminas, hierro o fibra. La pasta, el arroz o las ensaladas son recetas excelentes. Se pueden preparar en casa por la noche y dejarlas en la nevera para el día siguiente ya que no se estropean ni pierden sabor.