Bechamel alternativa

Dependiendo de la receta, podremos buscar una u otra alternativa a la bechamel [Foto: diariovasco.com]

Otras ideas

Alternativas a la bechamel más clásica

Con un poco de imaginación, podemos pensar alternativas para la bechamel más clásica y, así, hacerla menos calórica o salvar algunas intolerancias alimentarias

diariovasco.com | 29/01/2019 |

¿Has pensado alguna vez que existen todo tipo de alternativas a la bechamel más clásica? Todos conocemos las virtudes y pequeños inconvenientes de la bechamel más clásica, pero muchos no hemos caído en la cuenta de que podemos preparar otras versiones alternativas de esta salsa. Si queremos hacerla menos calórica o salvar algunas intolerancias alimentarias, existen algunas soluciones.

Si queremos una bechamel con menos calorías, sin gluten o apta para veganos, existe siempre una alternativa

Por ejemplo, si queremos reducir las calorías que aporta la versión más tradicional de la bechamel, podremos sustituir algunos de sus ingredientes por otros menos calóricos. Así, podríamos cambiar la leche entera por leche semidesnatada o incluso desnatada; utilizar harina integral en vez de la tradicional o cambiar la mantequilla por aceite de oliva virgen extra, una apuesta mucho más saludable. Con cualquiera de estos gestos, conseguiremos una bechamel de similar sabor y textura, pero que nos proporcionará una mejor digestión.

Estas decisiones son importantes, ya que el cambio de algunos de estos ingredientes convertirán la bechamel en una salsa apta para celiacos. Por ejemplo, podremos cambiar la harina de trigo por harina de otros cereales o incluso por quinoa, de manera que ésta pase a ser apta para las personas celiacas.

En esta misma línea, la leche de vaca puede ser reemplazada por bebidas vegetales o un caldo casero de verduras, dándole a la bechamel, además, un punto vegano. En estos casos, sí cambiará el sabor de la salsa y su apariencia, aunque tampoco en exceso.

Pero también podremos hacer una bechamel de coliflor y cebollas o de calabacín. En el primer caso, bastará con pochar cebollas y hervir la coliflor para, más tarde, agregar leche vegetal. Especias al gusto y gratinar en el horno serán los últimos pasos para la bechamel de coliflor.

Con la bechamel de calabacín, a su vez, conseguiremos una salsa baja en calorías e ideal para dietas. El calabacín, en este caso, sustituiría a la harina y es importante añadirlo pelado y no entero. Para que la salsa quede más cremosa, nada mejor que añadir algunos quesitos desnatados. El resultado será sin duda sorprendente.

Más contundente

Si, por el motivo que sea, lo que buscamos es una bechamel más densa y contundente, podremos plantearnos utilizar nata. Para ello, deberemos jugar con las proporciones entre la leche y la nata hasta dar con la textura que queramos. Eso sí, si la receta lleva muchos ingredientes, como suele ser el caso de las lasañas o los canelones, es mejor que nos olvidemos de la nata.