Pensar en limón y arrugar el cejo son dos gestos que en muchas ocasiones van parejos, porque todos relacionamos esta fruta con la acidez. Es cierto que tiene este sabor, pero debemos desterrar la idea de que esta acidez se mantiene en el interior de nuestro cuerpo.
Paradójicamente, el ácido cítrico junto con el agua contribuye a reducir la acidez del cuerpo, porque su mezcla crea un producto alcalino que, al contrario de generar acidez en nuestro organismo, se metaboliza y logra mantener el pH en equilibrio.
Mejora el aliento, aunque daña el esmalte de los dientes
Otra ventaja del jugo de limón es su beneficio sobre nuestras funciones digestivas. Su influencia en el hígado provoca una mayor producción de bilis, que es un ácido que facilita la digestión y evita síntomas como la citada acidez o el estreñimiento. Si esto fuera poco, contribuye en gran manera a incrementar la micción. Las toxinas se eliminan más rápidamente y la salud del tracto urinario se mantiene intacta.
Quienes tras una plácida o no tanto noche se levantan con la desagradable sensación de tener mal aliento pueden desde ya tirar el paquete de chicles de menta a la basura. Un poco de agua tibia con limón cumple esta función al eliminar las bacterias causantes de esta molestia además de refrescar la garganta.
En este sentido, hay que advertir de que el zumo de limón también daña el esmalte de dientes y hace más vulnerable la dentadura, por lo que si utilizamos este remedio debemos recordar que luego hay que limpiarse los dientes.
Piel más sana
Aunque la piel del limón es rugosa, el líquido de este fruto puede mantener la nuestra en magníficas condiciones. La razón se encuentra en su alta presencia de vitamina C, que ayuda a eliminar arrugar y manchas y es un elemento importante para purificar la sangre, lo que se reflejará en nuestra piel.
Esta vitamina C también es un poderoso aliado para combatir los resfriados, y el potasio que contiene el limón se alía para estimular la función cerebral y los nervios. En definitiva, un buen zumo de agua y limón por la mañana es una costumbre que nos ayudará a proteger nuestro sistema inmunológico y sentirnos un poco más sanos.