¿Cuál es la diferencia entre el rancho y el batallón? En ambos, como en cualquier guiso, entra de todo y se preparan en todos los países ya que es una manera de alimentar económica. Los ingredientes suelen ser los de la zona y los de la temporada. Verduras, hortalizas, carnes diversas…
La diferencia entre el rancho y el batallón parece estar en la cantidad de carne que se le pone
Los navarros y riojanos son muy aficionados al rancho. Es más, la Academia Riojana de Gastronomía habla de rancho o caldereta. Ello implica que suele ser de cordero, pero en cualquier lado se hace de costillas, conejo, ternera. Los canarios ponen a su rancho garbanzos, pollo, vaca, fideos y patatas.
Antonio Beltrán, que ha escrito numerosos libros sobre la cocina aragonesa señala que “un rancho muy simple ahorra carne –salvo para darle sustancia- y aumenta la presencia de otros componentes como arroz, patatas o legumbres secas”.
Incide en que “de entre las formas de prepararlo más solicitadas se pueden citar el rancho de arroz con caracoles, de conejo, con bacalao… o el de patatas de Vera del Moncayo con alcordadizo de cordero”. Alcordadizo es una manera de llamar a la falda.
Este tipo de preparaciones ha servido para dar de comer a muchas familias, a muchas generaciones. La diferencia entre rancho y batallón puede estribar en la cantidad de carne que se incluye en el guiso, ya que las preparaciones suelen ser prácticamente iguales.
La Cofradía Vasca de Gastronomía señala “que se da el nombre de batallón, por burla o mofa, a un guisote con mucha patata y pocas carnes y grasas”. Muchos han sido, en las sociedades gastronómicas, los que han alardeado de hacer el mejor batallón.
Cociendo toda la noche
El escritor gastronómico Ángel Muro, indicaba, a comienzos del siglo XX, que se pone a rehogar un puchero una libre de carne cortada en trocitos como avellanas, media libra de cebollas picadas, una cabeza de ajo y dos o tres cucharadas de aceite, así como pimienta y sal. Lo curioso del caso es que recomendaba que se tuviera cociendo toda la noche.
Y no sólo eso, indicaba que una hora antes del almuerzo se vertía el contenido del puchero en una cazuela llena de agua, agregando cuatro libras de patatas. “Este era el guisado clásico de las casas de huéspedes y de otras que no lo son, que no le dan a la alimentación la importancia que reclama la salud”.