Podemos encontrar tantos tipos de sal como platos para utilizarla. Y es que el de este aderezo es todo un universo. Formas, colores, grosores, sabores… las diferencias entre unas y otras son abismales.
La sal ahumada, de todos los tipos, es la mejor para conseguir el ‘efecto parrilla’ en las carnes
Lo primero es tener en cuenta el alimento que vamos a preparar, no solo para elegir la sal, sino además para saber en qué momento de la cocción añadirla.
Si lo que estamos preparando es un pescado, se deberá añadir la sal a mitad de cocción, ya que de añadirlo al principio la piel se pegaría a la sartén. Para este plato lo mejor es la sal normal o la sal escama limón, pero en caso de utilizar la sal escama limón se recomienda incluirla tras la cocción, como se hace con el resto de sales aromáticas. Este tipo de sal es perfecta también para mariscos e incluso postres y macedonias. La sal realza el sabor de los dulces, por lo que no podía haber otra mejor para ellos que una con toque cítrico.
Este tipo de sal no es recomendable en el caso de ir a preparar un pescado a la sal, ya que el aroma a limón puede resultar excesivo. En este plato, lo mejor es optar por la sal que utilicemos a menudo en la cocina, ya sea fina o gorda.
Si por otro lado lo que queremos dar un toque de sabor a un buen corte de carne, lo primero es tener en cuenta que la sal se debe añadir una vez hayamos terminado de hacerla, ya que de lo contrario la carne se seca.
Para platos de carne lo mejor es una buena sal gorda o escamada. Además de dotar las preparaciones de un sabroso gusto salado, resulta muy decorativa. Aunque si queremos conseguir una carne única, como si estuviese hecha a la parrilla, la sal ahumada es la mejor.
Tipos de sal para un plato más especial
Hay sales más prácticas o versátiles y otras más especiales para utilizarlas de vez en cuanto. Este es el caso por ejemplo de la sal negra. Su forma de escama y su color carbón la convierten en un gran aliado para decorar preparaciones.
Aunque no solo la hay negra, ya que el mundo de las sales acoge entre sus variedades más populares la sal rosa del Himalaya. Esta es más utilizada en restaurantes que buscan un diseño único, ya que su color aporta a las preparaciones una elegancia única. Tiene un final amargo que casa perfectamente con platos tanto salados como dulces.