Las patatas duquesa tienen origen francés y no han heredado el título aunque, sin duda, se lo han ganado. Su agradable textura, aroma suave y sutil presentación hacen de esta versión de la patata el acompañamiento perfecto para diversos platos.
Las patatas duquesa son la versión francesa y elegante del puré de patata
Preparar unas patatas duquesa no tiene ningún misterio y son perfectas para incluir patata como guarnición y conseguir una presentación más llamativa. De hecho, las patatas duquesa son idóneas para quienes quieran adentrarse en el mundo de la cocina sin arriesgar en exceso.
Para preparar unas patatas duquesa, se tienen que hervir las patatas ya peladas con sal. Una vez listas, se escurren bien y se machacan con la ayuda de un tenedor, para conseguir un puré de patata al que basta con echarle un poco de aceite de oliva, una yema de huevo y sal al gusto.
Cuando se haya conseguido una textura moldeable, sin llegar a ser demasiado líquida, se rellena una manga pastelera y se coloca una boquilla con forma estrellada. Basta con ir haciendo montoncitos sobre la bandeja del horno, cubierta previamente con papel vegetal.
Una vez listas, se pincelan con un huevo y en unos 20 minutos al horno estarán bien crujientes por fuera y jugosas por dentro.
Trucos para unas patatas duquesa perfectas
A la hora de preparar unas patatas duquesa pueden aparecer ciertos contratiempos que conviertan esta sencilla preparación en un drama. Uno de los problemas puede ser que al utilizar la manga pastelera, o bien no obtengamos la forma deseada creada por las boquilla estrella o que directamente el puré no salga.
En el primero de los casos, el problema sería que el puré ha quedado demasiado líquido, mientras en el segundo caso la cuestión sería justo la contraria: o es muy espeso o alguna patata mal machacada está taponando la boquilla. Pero todo tiene solución.
Para espesar el puré se puede añadir una patata más, harina o pan rallado mientras lo remueves bien en una olla al fuego. Si por el contrario lo que buscas es aligerarlo, basta con añadir un poco de leche, agua o aceite. Pero asegúrate antes de vaciar la manga para volver a empezar que no hay una patata tapando el agujero. Para descubrirlo puedes introducir la punta de un cuchillo, un palillo o similar.