A menudo no se toman las suficientes precauciones alimentarias durante un viaje, ya que el pasarlo bien, y disfrutar de todo lo que puede ofrecer el destino, nos impide parar un minuto a pensar en nuestro bienestar y en lo que estos alimentos desconocidos pueden afectar a nuestro cuerpo.

Evitar los hielos y los alimentos crudos son algunas de las precauciones alimentarias que nos pueden ayudar en un viaje

Alimentos crudos, la falta de medidas de higiene pertinentes o simplemente el agua de grifo, suponen los mayores riesgos alimentarios durante un viaje. Pero hay ciertas precauciones que podemos tener en cuenta si queremos curarnos en salud y evitar sustos o malos ratos. Estos trucos pueden ser de gran utilidad en el caso de tratarse de un destino exótico de puestos ambulantes de comida y agua de dudosa potabilidad.

Lavarse las manos antes de comer es un gesto que llevamos a cabo de forma habitual en nuestra casa, cobra especial importancia en los viajes. Hacemos excursiones, llevamos a cabo actividades y visitas, y en muchas ocasiones incluso tocamos animales, por ello es importante lavarse las manos con agua y jabón antes de comer o utilizar desinfectante de manos.

Sobre todo si se trata de carnes o pescados, es preferible evitar el consumo de alimentos en estado crudo o poco cocinados. En el caso de estar expuestos en un puesto al aire libre, se debe prestar especial atención a la presencia de bichos y moscas.

No sabemos con qué ha estado en contacto la pieza de fruta, y este alimento no suele estar sometido a ningún tratamiento de cocción que elimine los gérmenes, por lo que es preferible escoger piezas de fruta que no estén peladas o que podamos pelar nosotros mismos.

Ojo con el agua

Por último, uno de los problemas alimentarios más habituales en los viajes al extranjero, suele ser la colitis, la mayoría de las veces ocasionada por el agua. Se debe evitar beber de fuentes de las que no se tenga la certeza que son potables, y evitar las bebidas con hielo, ya que no conoces la procedencia del agua con la que se han elaborado.

En cuanto a las opciones más seguras son los lácteos pasteurizados, los alimentos servidos en caliente, y las bebidas y refrescos sellados.