Sabor de la lapa

El sabor de la lapa, que se encontraba en los arenales de Donostia, es único [Foto: diariovasco.com]

Sus recetas

El añorado sabor de la lapa

Hace años que no se han solido ver durante el verano a niños raspando las paredes rocosas de la Playa de la Concha o las de Zumaia, DebaÂ… en busca de lapas; niños perpetrados con un cubo de plástico y algún elemento delgado para poder conseguir despegarlas de la pared (se agarran de una manera increíble), acompañados por el padre.

diariovasco.com | 04/08/2016 |

Las lapas, y consecuentemente su inconfundible sabor, han desaparecido prácticamente, sobre todo en las costa mediterránea, estando algunas de sus familias inscritas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, con la categoría de “en peligro de extinción”, que es la máxima categoría. Así que, para evitar malos entendidos sobre la familia de este univalvo, mejor dejarlas donde están cuando las veamos y comprarlas en la pescadería.

La lapa aporta mucho sabor a los caldos y arroces, aunque se pueden comer crudas con limón

Los humanos llevamos comiendo lapas desde tiempo inmemorial. En la cueva de Altamira se han encontrado ejemplares de esta especie, algunos de ellos habían sido utilizados para preparar pintura en la valva después de haber sido ingeridos. Este molusco tiene una sola valva, como si fuera el gorro de un recolector de arroz vietnamita o de cualquier otro país asiático.

Para comerlo, además de en crudo con una gota de limón, se suele escaldar o mantener cocciones prolongadas porque se pone duro, gomoso. Eso sí, aporta mucho sabor a los caldos. Por eso, su participación en arroces y en otros platos similares es magnífica.

En toda esta zona se ha solido preparar una sopa con ella, en la que entra un sofrito, perejil, sopako, caldo de pescado, pimentón y vino blanco. Algunos ejemplares se incluyen enteros, con la valva, y la mayoría sin ella. Es conveniente tener las lapas en remojo, como otros moluscos, para que suelten la arena y otras impurezas que puedan tener.

Este marisco humilde, mucho más humilde que el magnífico mejillón, se utiliza muy poco ya en nuestras cocinas debido a que podemos acceder a precios razonables a otros moluscos más agradables en la boca, menos complicados de masticar. No obstante, su utilización para caldos y fondos es magnífica.

Proteínas

Como el resto de moluscos la lapa tiene muchas proteínas, es baja en grasas y aporta muy poco colesterol en comparación con otros  mariscos. Además de vitaminas A y B, tiene una alta cantidad de hierro, así como fósforo, potasio y sodio, entre otros. Por su contenido en ácidos grasos esenciales ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares.

La lapa se alimenta de algas principalmente. Come por la noche, desplazándose por las rocas para proveerse de alimento. Curiosamente, regresa al mismo lugar de donde ha partido, parece ser que siguiendo el rastro de baba que deja con su pedúnculo. Por ello, siempre está en el mismo sitio.