Agosto es un mes que nos trae alimentos muy esperados. El verano y sus temperaturas agradables dan ese toque final a muchos alimentos, dando lugar durante este mes a unos productos frescos y exquisitos. Algunos de ellos no pueden faltar en nuestra cocina y otros que pueden convertirse en una gran opción estos días.

• La pera limonera. Además de ser una expresión muy utilizada, la pera limonera es una fruta fresca, ideal para los meses de verano, y con muy pocas calorías. Esta pera está compuesta de un 84% de agua, y cuenta con fibra, vitaminas, como el ácido fólico y vitamina B2, potasio y propiedades diuréticas y astringentes.
• El pulpo. Aunque este manjar se comercialice durante todo el año, fresco, cocido o congelado, es durante agosto cuando el pulpo encuentra su mejor momento. Además de su reconocido sabor, supone una gran fuente de calcio. En caso de optar por la pieza fresca, un truco para ablandarlo es golpearlo o congelarlo durante un par de días. Quedará perfecto cocido o a la parrilla, con pimentón, ajo, cebolla, o muchos otros aderezos.
• Los berros. Junto al río y en medios acuáticos, surge el berro, una de las verduras con mayor contenido en antioxidantes. Supone una gran fuente de vitamina C, beta-caroteno y pro-vitamina A, fibra y ácido fólico, entre otras muchas propiedades. Es perfecta en ensaladas, bocadillos o como acompañamiento de carnes y pescados.
• El tomate. Este mes arranca el mejor momento para esta fruta, que ofrece las mejores piezas entre los meses de agosto y octubre. El tomate es un alimento básico en todos los hogares, gracias a su frescura, y su casi inexistente contenido en hidratos de carbono. Se puede utilizar en infinidad de platos, aunque es perfecto con un poco de atún, cebolla o queso fresco, un chorrito de aceite, y una pizca de sal.
• La cebolla. No hay plato en el que no encaje un poco de cebolla para darle ese toque extra de sabor, de hecho sus virtudes eran ya valoradas por los antiguos egipcios. Para escoger el mejor ejemplar hay que tener en cuenta que la cebolla esté dura y firme, y tenga el cuello corto. En caso de presentar manchas, estar húmeda o tener el cuello blando, se deberá desechar la pieza.