Elaborar una mermelada casera perfecta y, por supuesto, mucho más natural que la que podemos adquirir en cualquier establecimiento es posible si sabes cómo hacerlo. La mermelada es una solución perfecta para esas épocas en las que las frutas están a rebosar de las mejores piezas y queremos tomarlas meses después, aunque sea de una manera distinta.
A la hora de elaborar una mermelada casera perfecta es muy importante la pectina
Aunque son muchos los toques especiales que se le puede dar a la mermelada, normalmente ésta únicamente llevará fruta y azúcar. La primera debe estar en su punto óptimo, ya que si está verde o madura, su sabor se verá reflejado también en la mermelada. Además, debe ser cuidadosamente limpiada para luego no encontrarnos cáscaras o pequeñas partes de hueso en la confitura.
En cuanto al azúcar, existen variedades especialmente pensadas para cocinar mermeladas, que logran que queden con una mejor textura y se hagan más fácilmente. No obstante, un azúcar normal también nos servirá. Un consejo: no hay que ser tacaño con las cantidades de azúcar, que son normalmente de entre 700 y 1.000 gramos por cada kilo de fruta.
Fruta y azúcar suelen estar macerando durante algunas horas antes de comenzar la cocción. En el caso concreto de algunas frutas, además, es conveniente añadir pectina a la preparación. Una cucharada de pectina es suficiente para kilo y medio de fruta, pero hay que añadirle también algún ácido, como es el caso del limón, para activarla. Su importancia no reside tanto en el sabor sino en la textura final de la mermelada que estamos elaborando.
Las frutas pobres en pectina son las fresas, los melocotones, la piña, las cerezas y los higos, mientras que en el otro extremo, el de aquellas que son ricas en pectina, estarían las manzanas, los cítricos, algunas clases de ciruela y los membrillos.
Punto de cocción adecuado
Después, basta con poner a cocer la fruta con el azúcar hasta encontrar el punto adecuado para la preparación. No es un proceso corto y la preparación debe cocer a alrededor de 105º, lo que a su vez convierte a la mermelada en una de las conservas más sanas, ya que se eliminan de esa manera la mayoría de microorganismos.