Con las nuevas tecnologías ya se puede disfrutar de una buena barbacoa sin humos tanto dentro como fuera de casa. Para los que viven en el norte, la meteorología suele ser el factor más determinante a la hora de organizar una barbacoa, aunque ya podemos contar con varias opciones si tenemos que trasladar nuestro evento a un lugar cubierto.

Las barbacoas sin humos permiten trasladar la barbacoa a un lugar cubierto sin preocuparse por el humo

Hay dos formas de preparar una barbacoa dentro de casa sin ahogarse con el humo: las barbacoas de carbón sin humo y las barbacoas eléctricas. Cada una de ellas, tiene sus puntos a favor y otros en contra.

Las barbacoas de carbón sin humo están pensadas para que la grasa que sueltan los alimentos no entre en contacto con el carbón, ni con las brasas, de forma que no se evapore invadiendo todo el aire de humo negro. Además, las barbacoas de carbón sin humo cuentan con un sistema de encendido eléctrico, lo cual evita los humos que se generan al encender el carbón hasta conseguir las brasas. Estas barbacoas se pueden utilizar tanto en interior como en exterior.

La otra opción, las barbacoas eléctricas, se aleja un poco más de la barbacoa tradicional, aunque suponen un mayor ahorro, ya que no necesita carbón. Estas barbacoas funcionan con una resistencia eléctrica ubicada entre la parrilla y la cubeta. La clave para que no suelte humo al entrar en contacto la grasa con la superficie caliente, es añadir agua a la cubeta. Estas barbacoas necesitan de la red eléctrica para funcionar, por lo que solo se pueden utilizar en sitios con una toma de corriente cerca.

Trucos para una barbacoa perfecta

Si por otro lado el tiempo acompaña, y apostamos por la barbacoa de toda la vida fuera de casa, existen algunos trucos para conseguir un resultado perfecto. Uno de ellos, aunque puede parecer una obviedad, es importante: debemos limpiar bien la parrilla antes de usarla. Sobre todo en el caso de las barbacoas públicas, ya que a menudo se cocina carne o pescado, y no sabemos qué ha cocinado el usuario anterior. De esta forma, además de ser más higiénicos, evitamos mezclar olores y sabores.

Tener paciencia es clave. No hay que poner la comida al calor hasta que las brasas estén grises y los hierros bien calientes, en caso contrario corremos el riesgo de que la comida se adhiera a la parrilla.

Si utilizamos una barbacoa de tapa, alargaremos la vida del carbón si no levantamos la tapa en exceso,  ya que al levantar la tapa entra más oxígeno, lo que aviva el fuego y hace que las brasas se consuman antes.